Llego el 2014 de prisa, no se hizo esperar. Hubiera querido detenerlo un poco para así por lo menos pensar en el año que partía y organizar mis ideas, hacerle una fiesta, esperarlo con los brazos abiertos y todo un itinerario de lo que haríamos a partir de su llegada. Sin embargo no fue así. Llegó y me encontró con la casa patas arriba, en pijamas y preparando una fiesta de cumpleaños con dos semanas de retraso. Espero que no se moleste por mi falta de atención hacia él. Estoy tratando de recuperar las dos semanas perdidas y ponerlo al día, contarle, o mas bien proponerle, mis nuevas resoluciones y comenzar con buen pie lo que espero sea amistad positiva, de muchos logros, nuevos comienzos y proyectos en familia.
Ya veremos como va el nuevo año.