sábado, 27 de septiembre de 2008

Transit

A propósito del post anterior, aqui una traducción que hice de mi poema "Transitar" para la lectura en Cornelia Street Café.

Dim lights running through dark tunnels,
resounding noise over tracks,
the annoyance of a voice on the mike
while another shrieks on a radio.

Weary eyes,
tired of staring at the filthy floor
just to avoid an encounter
with a curious, perhaps unsettled gaze;
turn away so not to see one’s reflection.

50th, 53rd…
How to distinguish one from another
when both have the same gloom
the same frigidness of its walls,
monotony of its bulletins.

Abode of rats and humidity
of rush hours and neglect
of rust and stagnant air;
smell of alcohol,
fries, rancid perfume.

Liberty and confinement,
long hours of silence
in crammed trains,
transit amid masses
and be just one
of many…

It is then when solitude is felt most.

Notas para iniciar el fin de semana

Sábado, diez de la mañana. Es extraño este silencio. Me parece estar de vuelta en aquel apartamento de Briarwood donde convivía con el silencio y la soledad, donde todo era mío, sólo mío: tiempo, espacio, aire, quietud. Está nublado. Al parecer va llover. Ojala estuviera cayendo ahora, mientras sentada frente a la venta y el computador no veo más que un par de casas y un árbol con rastros del otoño que se aproxima. El café se ha enfriado mientras el pensamiento se ha ido a caminar entre los días ya pasados y la brevedad del fin de semana en el que debo hacer cabida para las tantas cosas pendientes.

Pero antes de empezar los quehaceres y tareas quiero repasar un poco estos últimos días y hacer nota de ellos para no olvidarlos.

Hace un par de semanas comencé el semestre en la universidad. Ya voy en el segundo año de la maestría en escritura creativa en NYU. Me queda un año para concluir y la verdad no me siento lista para dejar el ambiente en que me siento súper cómoda y los amigos por los que he llegado a sentir gran cariño. Por lo tanto pienso aprovechar al máximo cada minuto de mi tiempo en la maestría; sería ideal dedicarme a ser estudiante tiempo completo y no tener que trabajar pero lamentablemente en este país eso es un lujo que poco nos podemos dar, especialmente cuando ya has estrado en edad de adulto responsable. Pero en fin, soy feliz con estar allí, con compartir con tanta gente creativa y con distintos modos de ver la vida y el arte.

El semestre pasado tuve la oportunidad de conocer a varios escritores, no sólo conocerlos sino escucharlos hablar sobre su trabajo, sus ideas en torno a la literatura así como sus proyectos e inicios con la escritura. Entre ellos se cuentan María Negroni (Argentina), Sergio Chejfec (Argentina/Venezuela), Mónica de la Torre (México), Giovanna Pollarolo (Perú), José Manuel Prieto (Cuba) y Carmen Ollé (Perú). De todos, quien más me impresionó fue Negroni y hasta el día de hoy me encuentro fascinada con ella. Este semestre ella regresó para hacerse cargo de uno de los cursos ofrecidos por la maestría (lamentablemente no pude inscribirme en él). Espero, más adelante tener un poco de tiempo para hablar de todo esto.

Al concluir ese semestre el verano pasó sin novedades. No logré hacer todo cuanto tenía planeado y aunque no fue de los mejores, concluyó con una linda celebración en casa: mis treinta años. Si, ya son treinta. Lo extraño es que a contrario de años anteriores, me sentía conforme y contenta. No entristecí ni estuve melancólica, no reflexioné mucho sobre el tiempo y lo que he hecho o no con él. Lo que si hice fue llenar las paredes de globos, comprar gorritos de cumpleaños, bizcocho y hasta una tiara para la cumpleañera. Celebré mi cumple como no lo había hecho desde que era adolescente. Creo que poco a poco he ido aceptando los cambios que han surgido en mí este último año, entre los cuales se encuentra una nueva percepción de mi vida y futuro. No le temo tanto al mañana como antes y aunque a veces lamento las cosas que no haya hecho y las oportunidades que dejé pasar, estoy en un momento en mi vida en el cual me siento satisfecha con quien soy. Sí, tengo treinta pero siento que apenas estoy comenzando, que todos mis errores y ‘pérdidas de tiempo’ me han traído hasta aquí. Ni yo misma puedo creer este repentino optimismo.

Volviendo a septiembre, este mes comenzó con dos lecturas en las que pude participar leyendo algunos de mis poemas. La primera, organizada por una compañera, fue en Cornelia Street Café y la segunda, organizada por el programa de Creative Writing in Spanish de NYU, en el King Juan Carlos Center. Fue la primera vez que leí mi trabajo ante un público en Nueva York. Las lecturas me motivaron a seguir escribiendo y ahora mismo me encuentro sumergida en proyecto del cual espero ver los frutos algún día no muy lejano.

Aunque no escriba frecuentemente en el blog, trato de mantenerme activa, o mejor dicho, de sacar tiempo para poder hacer las cosas que quiero y me gustan ya que la vida misma me mantiene siempre ocupada quiera o no.

Y hablando de cosas por hacer, a ver si doy inicio a este sábado…