jueves, 21 de agosto de 2008

Sólo entonces

Cuando logro cerrar las puertas, callar a los demonios y escuchar el silencio -aún cuando las paredes dejan escapar el ruido del mundo exterior, aquel en que a veces no pertenezco-, cuando todo deja de existir y logro escuchar a mi misma, no la voz que día tras día se lamenta o asfixia, no, cuando logro escuchar aquella que desde el fondo grita sin realmente querer ser escuchada, la que existe sólo cuando todo lo demás se esconde, entonces, sólo entonces, puedo sentir un poco de paz.

jueves, 14 de agosto de 2008

Libros que cambiaron sus vidas

El País publicó hace unos días un reportaje titulado "Cien escritores en español eligen los 100 libros que cambiaron su vida". Es un listado interesante y creo que para algunos podrá servir de referencia. Aquí la página.

Lista completa de libros

sábado, 9 de agosto de 2008

Rosa Silverio en Clave Digital

*El poema del viernes
Rosa Silverio, navegante de la nostalgia
La joven santiaguera combina en su poética una amalgama de talento y belleza.
Santiago Almada

Cada viernes Clave Digital publicará un poema y una semblanza de un joven poeta dominicano. Hoy el espacio está dedicado a Rosa Silverio, una talentosa muchacha que ha sabido convertir a la palabra en territorio de emociones y nostalgias.

Su estilo se caracteriza por un ritmo especial y por un manejo de las sensaciones que, a partir de situaciones cotidianas y detalles mínimos, carga de significación cada una de las cosas de su entorno para reflexionar sobre los sentimientos más profundos del alma.

Rosa Silverio nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Es periodista y escritora. Coordinó durante varios años el Taller Literario Tinta Fresca. Fue premiada por sus cuentos para niños “El ave que no podía volar” y “Niki”. Obtuvo el primer lugar en el concurso “Terminemos el Cuento”, patrocinado por Listín Diario y la Unión Latina. Fue reconocida en el concurso Colorín Colorado por su cuento “La caja donde Alicia guarda sus secretos”.

En 2002 recibió un premio en el concurso de cuentos que organiza Radio Santa María por el relato “La mueca”, y en 2003 ganó el primer lugar en el Concurso de Cuentos, Poesía y Ensayo que organiza la Alianza Cibaeña, con el texto “La canción rota”. Ha publicado los poemarios: De vuelta a casa (2002), Desnuda (2005) y Rosa íntima (2008).

En 2005 fue reconocida como la Vencedora Absoluta del XXI Premio Internacional Nosside que organiza el Centro de Estudios Bosio en Reggio Calabria (Italia). Sus cuentos y poemas figuran en varias antologías y han sido publicados por revistas y suplementos culturales de diversos países. Su obra ha sido traducida a varios idiomas.

Respecto del poema elegido, la autora comenta para los lectores de Clave Digital: “El proceso de creación de cada poema mío suele ser muy fluido, no me gusta forzarlo, aunque eso no quiere decir que no lo trabaje, que no vuelva la mirada sobre el texto varias veces después de haberlo escrito. Suelo escribir valiéndome de todo lo que imagino, lo que percibo a través de los sentidos, de todo lo que intuyo, de todo cuánto he vivido”. “Este poema en particular lo escribí hace más de cinco años. Acababa de leer la novela Mrs. Dalloway de la escritora inglesa Virginia Woolf, una de mis autoras de cabecera, y me sentía embargada por una sensación muy honda de insignificancia y de pérdida ante todas las cosas, así que me senté frente al ordenador y escribí este texto que aparece en mi segundo poemario titulado Desnuda”.

Todo era nostalgia
La mujer que lee a Mrs. Dalloway pensó
que todo era nostalgia esa mañana.
Desde el pétalo que la rosa aun no ha perdido
hasta el espectro cuarteado de su sombra.
Todo era pequeñez en su universo,
un montón de insignificancias que agigantan la tristeza,
el dejo de ilusión que se llevó las horas,
las margaritas que envejecen en los surcos de su ojos.
Todo era nostalgia, vaguedad de la memoria,
el cansancio que desfloró a sus miembros.
Ya no hay porqué falsear una pose,
inventar paraísos o forzar el encuentro,
todo se ha perdido en la conflagración del roce.
Y ahora, la mujer que lee sabe que la mancha
que olvidó el café tiene su historia
y que todo lo que adorna su estancia,
desde las notas musicales del piano que duerme,
hasta la sombrilla que se desagua en una esquina,
sólo es un pequeño fragmento del ayer
y nada, ni siquiera la nostalgia,
traerá de regreso el ansiado fulgor
que han perdido cada una de esas cosas.

*Artículo tomado de Clave Digital, de fecha 8 de agosto de 2008.
Más de Rosa Silverio en su blog, http://rosasilverio.blogspot.com/

jueves, 7 de agosto de 2008

Desde mi lente

Soy un ser complicado, lo sé. Sin embargo no creo que sea tan difícil comprenderme; una vez dejen de considerarme una mujer normal y desistan en explicar mis cambios de humor podrán ver un poco más allá de esa mirada que tiende a tomar vuelo a deshoras, de la tristeza y silencio que a veces me envuelve por largas horas, días. No reduzcan mi silencio a una mera clasificación psiquiátrica de temperamento, las palabras no sirven de mucho cuando hay poco que decir, así como también resultan insuficientes cuando el pensamiento no se hace más que formular pregunta tras pregunta, haciendo un caos de la realidad, del hoy y el mañana. Mis emociones tienden a huir de un extremo a otro, sin poder dar yo misma con ellas cuando intento sujetarlas y convencerlas de que es necesario mantener la estabilidad para poder sobrevivir entre seres normales y simples que, según dicen, saben vivir la vida. Lamentablemente no todos nacimos para vivirla, al menos no del modo en que dictan los textos de autoayuda o las normas de Feng shui. A veces veo mejor cuando el lente está libre de filtros, ¿para qué ver el cielo más claro cuando sé que es un espejismo o cortina? La vida es lo que es, un pasaje entre un gran vacío. ¿Qué soy pesimista? Tal vez. Pero, ¿qué hacer si las pequeñas cosas que me llenan son las mismas que me aíslan de los demás? ¿Acaso debo llevar un antifaz para evitar ser interrogada y encasillada? ¿Cómo esconder mis complejidades si ellas han forjado la mujer que soy, las imperfecciones que me distinguen y el hueco que llevo en el pecho? ¿Cómo dejar de ser si lo que soy es todo cuanto conozco?


Callar, no decir más. Quizás sea más fácil para mí y los que amo.

miércoles, 6 de agosto de 2008

La duda

Ella acecha
calla
espera

Un poco de flaqueza
y no se hace esperar

Llega como el viento
desde la marea

Todo lo arrastra

Nada vuelve a su lugar.

Desespero

Aturde el silencio,
la angustia de ser fosa
en que sucumben los sueños,
se extinguen los sentidos,
y muere cada palabra
antes de ser.