miércoles, 15 de enero de 2014
Nuevo año
miércoles, 16 de octubre de 2013
Apego repentino
martes, 27 de agosto de 2013
Palabras encontradas
"Definitivamente resultará difícil acostumbrarse a las voces que interrumpen mis mañanas, a los deberes que acompañan mis días, o más bien, los días ya que han dejado de ser míos.
Hoy quiero escapar, dejarlo todo por unas horas aunque al final termine extrañando sus abrazos. Y es que no me acostumbro a la constante presencia y de vez en cuando necesito sentirme a solas, despertar en silencio y sentirme YO. Anhelo regresar a las largas caminatas por la cuidad, sola, sin tiempo y sin pendientes, salvo aquello que me llena, aquello […]
¿Que pasó con los atardeceres, con las películas que provocaban un pensamiento, miradas ajenas que inspiraban, la soledad que terminaba en poesía, las manos que antes servían para algo? ¿Dónde está Joanne? El tiempo pasa y el olvido se va llevando lo mejor de mí para dejarme con algo menos complejo, un alguien cuya simpleza me da miedo. No quiero aceptar el silencio por falta de qué decir, por que los días acaban terminando en una mediocridad común y corriente.
Con los oídos taponados escuchando a Billy Joel para poder desconectarme de todo cuanto me rodea".
martes, 5 de octubre de 2010
El oficio que fue
El oficio del poeta
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.
Jose Agustin Goytisolo
martes, 10 de agosto de 2010
Es hora
jueves, 6 de mayo de 2010
Porque el tiempo pasa
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Escribir
jueves, 5 de noviembre de 2009
Lo elegido
De haberla escuchado decir aquellas palabras unos años antes lo hubiese tomado tal vez con ligereza, al fin y al cabo no tendría los compromisos que tengo hoy día y contaría con la excusa de era joven, con toda la vida por delante para pensar bien el trayecto a seguir pero, ahora que llevo una niña en el vientre no puedo evadir el hecho de que ya elegí mi destino, de que pronto seré responsable de otro ser humano y, en caso de querer escapar de mi presente no podría hacerlo con tanta facilidad.
Por ahora la posibilidad de haber cometido el mismo error es sólo eso, una posibilidad porque al igual que ella, no lo sabré hasta mucho tiempo después; y ni siquiera sé si valdrá la pena pasar el tiempo pensando en ello. Es fácil imaginar que lo desconocido es o sería lo preferible pero lamentablemente no se puede adivinar lo que aguarda el futuro y en el momento de decidir rara vez se es capaz de hacerlo sin estar influenciado o persuadido por emociones propias y opiniones ajenas. Supongo que el errar es propio de la juventud y aunque no siempre se está atado a lo elegido, lo cierto es que tampoco se puede deshacer lo hecho. Sólo espero que al final de mi vida pueda mirar hacia atrás y sentirme satisfecha en gran medida con la maneara en que la he llevado, así como deseo suceda con ella.
domingo, 7 de junio de 2009
Pensando...
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Mi necesidad
jueves, 23 de octubre de 2008
Desahogo
¿Hacia dónde voy? No lo sé. Como siempre, me he dejado llevar hasta perder por completo el motivo y sentido de tanto desborde.
jueves, 7 de agosto de 2008
Desde mi lente
Callar, no decir más. Quizás sea más fácil para mí y los que amo.
lunes, 5 de mayo de 2008
Desaliento
La existencia debería ser una opción, no una imposición. Recibir un sumario de lo que sería tu vida, el vivirla resultaría de un sí o un no; en caso segundo, permaneceríamos en el vacío, polvo entre polvo, aire, partícula de un todo que en realidad es nada. Tal vez no aprendería a sentir, llorar, reír, pero como no hace falta aquello que se desconoce o ignora, daría igual.
viernes, 1 de febrero de 2008
Cruz
Me he cansado de esta búsqueda inútil, este empeño por hacer más de lo que pueden mis manos, mi cuerpo. Toda una vida corriendo hacia no sé donde, con la esperanza de que en algún momento habrá una luz, una señal que me indique la salida, el lugar al cual pertenezco. Sin embargo sigo en el mismo trayecto, aquel olvidado por el sol, sin indicios de un final, un porqué. Y en tanto, el cuerpo está exhausto y el corazón herido, sufrido como las rocas en el fondo del río, sin esperanza cierta de algún día ver la claridad, de saborear la libertad.
sábado, 4 de agosto de 2007
Imperfecta
jueves, 12 de julio de 2007
Días dispares
Hay días en que nada duele, en que sonríes sin motivo alguno, en que te da por cantar, por escuchar canciones de rock y tocar tu guitarra imaginaria; días en que quieres aceptar la invitación de la lluvia, bailar en ella y sentirte renacer con cada minuto que pasa, vivir cada segundo como si acabases de despertar de un largo sueño en el cual perdiste la memoria y sólo sabes del hoy, del ahora.
12 de julio de 2006
Hay días – IV
12 de julio de 2007
miércoles, 4 de julio de 2007
¿Autor o Anonimato?
¿Será que tengo publicar un libro para que mi voz sea escuchada? ¿Para que me pongan el título de escritora, lo merezca o no? Anoche recibí un mensaje donde invitan a escritores a someter poemas a fin de ser incluidos en una antología, en caso de ser seleccionados. Muy bien. Me pareció buena la idea de dar a conocer y publicar el trabajo de mis compueblanos. Pero al llegar a la oración que dice: “No se tomarán en cuenta los trabajos de aquellas autoras y autores que no hayan publicado un primer libro”, inmediatamente cerré el correo y como ven, es el día siguiente y todavía tengo estas líneas en la cabeza. Obviamente, me afectó.
Sé que no soy nadie para opinar por que, claro, no he publicado un libro y por lo tanto no se me puede considerar autora, pero no por eso dejo de tener voz ni de crear, del mismo modo en que hacen “ellos”. Tal vez mis trabajos no tengan la calidad que “ellos” requieran pero al mismo tiempo, ¿quiénes son para juzgarme? ¿Acaso el publicar un libro te hace mejor escritor(a)?
Esta pregunta me la hice a mi misma hace meses cuando participé en una feria que se hizo aquí, en NY. Digo participé por que ayudé en lo que pude con su organización y también asistí a varias de sus actividades. En ese momento, por primera vez, descubrí mi posición ante aquellos que han publicado un libro, sea bueno o no, sea publicado por ellos mismos o una tercera persona o entidad. Me alegró sobremanera saber que en esta cuidad hay muchas mujeres dominicanas que escriben y se esfuerzan por hacer buen trabajo y eso me llena de orgullo. Sin embargo, me di cuenta de que hay personas en este medio que te juzgan por la cantidad de libros publicados, no por la calidad de tu trabajo o esfuerzo; personas que antes de leer tus textos preguntan si has publicado. En caso de una negativa, inmediatamente te descalifican y pasan al próximo, sin ni siquiera darte la oportunidad de exponer o defender tu trabajo.
Sé que aún no me merezco el calificativo de escritora y por esa misma razón es que no he decidido publicar nada (ya que de querer hacerlo podría, sólo es cuestión de buscar el dinero), y es que siento que el momento en que decida publicar algo por mi misma deberá ser algo de calidad, algo de lo cual yo me sienta orgullosa y con lo cual me sienta satisfecha. Amén si alguien está orgulloso de su trabajo y decide que quiere publicarlo. Apoyo a quienes lo hagan y los felicito ya que hay que estar muy seguro de si mismos y de su trabajo para hacerlo, además de no que no es tarea fácil producir una obra. Lo que me molesta es que se menosprecie a quienes, ya sea por falta de recursos u oportunidad, no hayan podido publicar una obra. Sé de muchos jóvenes con gran talento y cuyos trabajos aún son inéditos. Pero no por esto debemos cerrarle las puertas, al contrario, debemos apoyarlos para que sigan produciendo trabajos de calidad que representa a nuestra juventud, a nuestro talento.
Un caso interesante y que conozco bien es el de Gregorio Espinal (perdona Gregorio por mencionarte). Desde que conocí a Gregorio inmediatamente me di cuenta de su talento, capacidad y madurez para crear textos de peso. Era más joven que yo pero en cuanto a poesía y cuentos se refiere, él me llevaba muchos años y experiencia (yo apenas me estaba introduciendo en el medio). Él había participado, con gran éxito, en varios concursos locales; sin embargo, no fue sino hasta el año pasado, cuando ganó el concurso de jóvenes en la Feria del Libro que se convirtió en “autor”. ¿Acaso es ahora cuando se le debe considerar como escritor cuando lleva años en ese oficio? ¿Qué decir del tiempo en que lleva escribiendo y de su dedicación a la literatura?
Comprendo muy bien el punto de vista de quienes enviaron el mensaje sobre la antología así como otros que me han preguntado por un libro. Un libro es muestra de la pluma del escritor, es un punto de referencia, es algo palpable que representa la capacidad de su creador, es un pasaporte en el mundo de las letras. Tal vez para algunos sea difícil incluir a un “anónimo” dentro de una antología, alguien que, según sus criterios, no exista. Respeto el pensamiento ajeno y el modo de actuar de cada quien y por lo tanto acepto dicha posición como válida. Sin embargo, no podía callar.
Podría pasarme toda la mañana hablando del tema pero no, ya basta. Mi intención no es quejarme, ni denunciar a nadie o pasar por una mujer frustrada cuyo trabajo no ha sido publicado (sé que muchos pensarán que éste es mi caso). Estoy clara en lo que quiero y tengo la certeza de que todavía me falta por aprender, textos por escribir y la disciplina necesaria para no sólo decirme a publicar sino también para poder justificar mi responsabilidad y papel de escritora una vez lo haga. Aún no es mi momento.
Quería desahogarme y ahí está, lo hice.
sábado, 23 de junio de 2007
Miedo a recomenzar
El miedo me ha aislado de muchas cosas, o quizás sea lo contrario y al aislarme de todo, me encuentro extraña y el escribir parece foráneo, como algo nuevo por descubrir, algo que se fue perdiendo en la memoria y sin embargo siento mío, una voz que me llama sin cesar mas no sé desde donde. Quiero reencontrarme con mi musa, dejarme llevar por aquella voz que me espera, volar junto a las palabras, decir con versos lo que en silencio he guardado. Ojala no sea demasiado tarde.
viernes, 2 de marzo de 2007
Judith

Judit Fernández, un abrazo para ti estés donde estés. Sigue llenado de colores tu vida y universo.
Aquí la hermosa canción, o mejor dicho, poema de Silvio Rodríguez:
Judith
No puedo dejarte de ver
arañando el silencio con tus ojos
tratando de decir algo que las palabras
nunca hubieran dicho mejor.
Aquella mirada
era el resumen de la noche posado en tus ojos
con su lluvia, su viento y tu miedo al mar
y aquel sueño que te conté.
No puedo dejarte de ver
describiendo una estrella descubierta por mí
en tu erótica constelación
que no cabe en los mapas del cielo.
Tu mano dibujando en el aire
era capaz de ponerle colores
al espacio vacío que se llenaba
con la luz de la estrella brillante.
Cuida bien tus estrellas, mujer
cuida bien tus estrellas.
No puedo dejar de decir
que hay idiomas perfectos por descubrir
y que son olvidados frecuentemente
en el tedio del tiempo
y hay que buscarlos,
porque los barcos y las piedras
tienen abecedarios mejores
para demostrar que son bellos sencillamente
sin palabras o esquemas.
No puedo dejar de decir
que esta triste canción a tu lado oscurece
que quizás este sea el último misterio
que mirarán tus ojos nacer de mis manos,
pues es tarde quizás para mí
y Caín me ha marcado sobre la frente
pero quiero alertarte de un gran peligro
y quisiera encenderte esta frase en la mente.
Cuida bien tus estrellas, mujer,
cuida bien tus estrellas
y que nunca las pierdas.
Más información sobre el CD en Wikipedia o la página oficial de Silvio.
jueves, 25 de enero de 2007
Momentos
Cierro los ojos y todavía puedo sentir su calor. El juego de fútbol en la tele y él acostado sobre el mueble. Hacía frío y me sentía cansada. Queriendo estar cerca busqué cobijo entre sus brazos y poco a poco fui quedando dormida. No sé si dormí por media hora, quizás algo más, pero lo que si sé es que al despertar y ver sus ojos quise llorar; no por miedo o por tristeza, sino por la sencilla razón de tenerlo a mi lado, de sentir su cuerpo cerca del mío y sentir su corazón, por la certeza de lo que siente, por lo que percibo en su mirada.
Son esos breves instantes, como el llegar a casa y ser recibida por sus brazos y sonrisa; el sentarnos a cenar cada noche mientras hablamos de trivialidades; compartir un café en las mañanas; o, el llamarnos por teléfono para escuchar un simple “hola”. Son esos momentos y pequeños detalles (como el comprar helado de piña que tanto me gusta cuando sé que prefiere tal vez chocolate o fresa) los que hoy día mantienen una sonrisa en mis labios, los que me regalan la paz y tranquilidad que necesito. Y sí, a veces me preocupo porque siento que los días van corriendo y detrás van quedando las mil y una cosas que he tenido pendiente o he querido hacer; a veces siento miedo porque siento que estoy perdiendo una parte de mi, dejando a un lado todo lo que hace meses me importaba. Pero, cuando al final del día siento su abrazo me siento tranquila, todo puede esperar ya que lo que importa es el ahora, este momento en que, mientras escribo, no logro dejar de sonreír porque él está a diez pasos de mi y de vez en cuando lo miro y le hablo en silencio. Mañana mi día no será muy distinto al de hoy y no me importa; no me importa esta dulce rutina de la cual él forma parte ya que espero con ansiedad cada momento, cada instante en que construyo un nuevo recuerdo y alimento mi vida de nuevas alegrías.