lunes, 25 de abril de 2005

Poema 15

Hoy recordaba aquel poema que me introdujo a mi querido Neruda. Su poema XIV fue el primer poema que aprendi a recitar (entonces tenía como catorce años) y el primer poema que me hizo soñar. Por este poema emprendí vuelo en un mundo mágico del cual no quiero escapar. Este fin de semana un amiga me dijo que no podía ser tan ilusa, que debía bajarme de esas nubes en las que aveces me escondo. Por ahora sólo puedo decirle que mientras tenga los poemas de Neruda, el dejar de soñar será una tarea muy dificil.

Aqui les va el poema:

Poema XIV

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Poema tomado de La Universidad de Chile.

sábado, 23 de abril de 2005

Nuevamente triste

En estos días estoy triste. No, tristeza es poco para describir el dolor que llevo dentro. Esta ha sido una semana llena de sorpresas y no precisamente de las buenas. Todas las dudas que tenía el domingo fueron concretizadas el lunes. Lo lamentable es que aun sabiendo la verdad, no dejo de questionar, de indagar sobre un pasado que se ha vestido de sombras. Cómo me duele el corazón...

Trato de no pensar pero es impossible. Siempre termino re-leyendo las mismas cartas o emails, viendo las mismas fotos para ver si en ellas encuentro respuesta a este vacío que hoy llevo dentro. Aunque todo está supuestamente claro, no lo acepto. Me niego a aceptar que aquello en que yo por tanto tiempo creí fue mentira. Si tan solo pudiera cerrar los ojos y no despertar.

Dirán que todo pasara y yo sé que si; mas el saberlo no curará esta herido que llevo en el corazón. Nada reparará el tiempo perdido ni borrará las huellas que quedarán por siempre dentro de mi.

domingo, 17 de abril de 2005

Incertidumbre

En estos dias no se qué creer. No se distinguir entre tantas verdades. Cómo no creer en quién le he dado tanto de mi. Cómo desconfiar en quien considero incapaz de mentirme. Pero, porqué creer en quien tantas veces me ha fallado y lastimado. Aveces pienso que me he sumergido en un abismo por llevarme de un corazón ingenuo, cegado a una verdad que dia tras dia le roba sus fuerzas y quiebra su espiritu.

domingo, 3 de abril de 2005

Razones

Creo en la tristeza, en las lágrimas, en las sonrisas.
Creo en los errores, éstos nos ayudan a crecer, a tener una perspectiva distinta de lo que desconciamos y que, a causa de un tropiezo, vemos por vez primera.
Creo en la alegria como un instante efimero, como algo que nos llega y sólo apreciamos cuando ésta debe partir.
Creo en la verdad; en la sinceridad del hombre, aunque es algo que hoy vemos poco.
Creo en la soledad, compañera incondicional; aveces no la sentimos pero esta ahi, a nuestro lado, aun cuando miles de personas nos rodea.
Creo en el trabajo, en el esfuerzo constante, sea remunerado o no.
Creo en los sueños, ellos nos mantienen vivos y alimentan el alma.
Creo en la realidad, aunque la considero más absurda que los sueños.
Creo en las flores, en los árboles; ellos nos observan, nos miran a diario cuando al pasar no percibimos su respirar.
Creo en el canto, en la música como sustento del alma, forjadora de sonrisas y paz.
Creo en el poema, en la verdad que esconde, en la verdad que no desea esconder.
Creo en el silencio, en la intimidad de dos cuerpos que se conocen aún en la más profunda oscuridad.
Creo en el mar que huye y deja en las playas, sin querer, algo de si.
Creo en las huellas dejadas en la arena, mas prefiero aquellas que no pueden verse y nos persiguen atravez del tiempo.
Creo en el beso, cuando es dado con amor.
Creo en los imposibles, en las utopias, en el eterno intento.
Creo en la muerte, como sentido de nuestra existencia, motor que impulsa nuestro quehacer diario.
Creo en la vida, en su fugacidad y en su complicidad con lo incomprensible.
Creo en la justicia imperfecta, pues no existe otra. Podremos pagar nuestras culpas pero siempre queda un corazón que sufre. El bien llega siempre incompleto o demasiado tarde.
Por tanto creo en lo perfecto como irreal, sueño de alguien que olvidó su lugar en la tierra. Mas si creo en los sueños, por qué no creer en la posibilidad de vivir dentro de lo perfecto?
Creo en la lucidez de los enajenados, mas también creo en la tristeza de no poder apreciar un par de manos útiles, un par de pies para recorrer el mundo, una mente que piensa, pregunta, cree, olvida y vuelve a creer.
Creo en el amor de una madre, en el amor imposible, correspondido, olvidado, lastimado, en fin, en toda expresion de amor posible, salvo las que terminan en obsesión y egoismo.
Creo en las heridas, esas que nos hacen más fuertes; en las miradas de reojo que tocan nuestra sensiblidad.
Creo en la sencillez de los hombres y mujeres, en la humildad en los actos de grandeza.
Creo en los suspiros que regalan al rostro una sonrisa, en aquellos que de igual manera nos regalan una lágrima.
Creo en el tiempo, alentador de las penas, forjador de sabiduria y madurez.
Creo en el pasado, en el mañana, en el instante mismo que ignoramos.
Creo en las gaviotas, poseedoras de los mares y las arenas.
Creo en los caminos forjados por quienes soñaron previo a nosotros, aquellos que pretendieron darnos un mundo mejor.
Creo en la belleza perenne de la luna, enigma que el hombre y su ciencia pretendió entender.
Creo en la lluvia, en las nubes tristes y enlutadas.
Creo en un sol que de vez en vez olvida despertar a tiempo; mas, tarde o temprano decide salir.
Creo en la guitarra, instrumento de inconmensurable melancolia y sensualidad.
Creo en lo inoportuno, en lo inadecuado y, en las estupideces como razones para no cometer ninguno de los tres.
Creo en el olvido de lo fútil, mas sé de la hipocrecia de quienes pretenden el olvido.
Creo en la fuerza de la oratoria, mas también en el poder del silencio, de los actos que no necesitan de las palabras.
Creo en mi, en mi capacidad de llegar mas allá de este momento donde, lápiz en mano, busco razones para despertar con la alborada.

15 de Septiembre, 2003

Carlos José, mi semana, mis lecturas, etc.


Carlos José

Otra semana sin muchas novedades. Lo único emocionante ha sido el nacimiento de mi ahijado, Carlos José Marte, hijo de Luisa y Carlos. Me dio mucha tristeza el no estar presente para su nacimiento. Otra ocasión en la que estoy ausente; no estuve para su graduación o su matrimonio. Pero Luisa sabe cuanto la quiero, esté o no esté.

Ahora mismo estaba leyendo Clarissa, de Samuel Richardson. Y no, no leia por puro gusto. Tengo una presentación este jueves. Cuánto trabajo me ha dado leer este libro... no me gusta para nada. La novela está basada en una serie de cartas (todo es dicho por cartas!!) de una joven a otra. Es muy repetitiva y tediosa. Todo el que me ha visto con el libro en la mano me dice: Clarissa!! ay... que aburrido! Talvez si el texto fuera en español podria apreciarlo mejor pero todavia me cuesta leer en inglés, especialmente un texto del siglo dieciocho... Este semestre hemos estado leyendo Alexander Pope. Jonathan Swift, John Gay y Daniel Defoe. Todos me agradan a excepción de Pope (también seria preferible leerlo en español). No imaginan las veces que debo leerlo sus textos para poder entenderlos. Leyendo estos textos aprecio cada vez más el idioma español.

En cuanto al resto de mi semana no hay mucho que decir. Con tanto trabajo y tareas no queda tiempo para mucho. La lluvia tampoco ayuda.

Ahora me ha dado por aprender a tejer. A ver como me va con eso. Amala me dice que me estoy tornando demasiado doméstica. Es cierto, ahora estoy interesada en decoración de interiores. Me la paso viendo el canal Home & Garden TV, aprendiendo cómo utlizar cólores, como vestir las ventanas, como colocar muebles, en fin, de todo... Ojalá esta fase no dure mucho y pueda volver a recorrer las calles, tomar fotos y visitar los museos (estoy esperando que el clima mejore).

Bueno, hasta aqui mi semana. Ojalá pronto tenga cosas que contarles.

sábado, 2 de abril de 2005

Un Túnel Oscuro

He aqui algo que escribi en Octubre del 2003 cuando viajaba en el tren, a eso de las diez de la noche (quizás mas tarde), en una parte de la cuidad totalmente desconocida para mi. Nunca se lo he dado a leer a nadie porque me parecia incompleto pero, como se me ha hecho dificil volver a él y corregirlo , he decidido dejarlo asi. Aqui va:


Un Túnel Oscuro

Despues de analizar por media hora tu miserable existencia, sales de la oficina con una expresión de tristeza digna de pena y misericordia. Sabes que tu rostro le dice al mundo de tu angustia mas nadie lo nota; todos te miran como una persona más del montón, una mujer más de las millones que caminan por las calles neuyorkinas. Y es que esta cuidad no es como Santiago, no; aqui nadie notará tu lamento ni te preguntará qué te sucede. Anhelas que alguien se te acerque y te interrogue, un hombre que por lo menos coquetee contigo bajo la impresión de que al estar en estas condiciones serias fácil presa. Pero no, nadie nota tu presencia y sigues caminando hacia la estación del metro.

A estas horas no hay mucha gente abordo del tren. La mayoria de las personas han llegado a sus casas, por lo tanto te encuentras con varias sillas vacias y tomas una de lado de la ventana. Miras a la pareja al extremo del vagón y sus risas te llenan de envidia. Llevas dos años en esta cuidad y sigues sola, tal como lo estabas en Santiago. La única diferencia es que por lo menos en Santiago contabas con algunas amigas, sin embargo aqui, te la pasas recorriendo las calles sin nadie con quien hablar, de tienda en tienda tratando de llenar ese vacio con zapatos nuevos. Miras hacia el suelo y sonries al ver las maravillosas botas que compraste a mitad de precio. Inmediatamente desaparece tu sonrisa al pensar en lo inútiles que son tus Enzio Angiolini cuando no tienes nadie que te diga que te quedan muy bien, como tampoco con quien salir y lucirlas. Botas estupidas!, dices, y miras de reojo a la pareja intercambiando besos y abrazos. Hace tanto que no sientes la humedad de unos labios en tu cuello, manos cálidas que recorran tu cuerpo, o el aliento cálido de un susurro en tus oidos. Cuánto darias por ser esa mujer que fijamente mira a su hombre y sonrie.

-No sé de qué te quejas, no hace mucho estabas enamorada y feliz de la vida; no siempre se puede estar en las nubes.- Mentira. Te dices eso para aliviar un poco tu dolor pero sabes que en verdad tu crees merecer ser féliz, vivir en un encantamiento eterno; sinembargo, tu situación es la contraria y por eso cuestionas tu existencia, convenciéndote de lo triste y vacia que es tu vida. Piensas en él y recuerdas la última noche en que estuvo en tu apartamento. Nunca imaginaste que una semana después él desapareceria de tu vida para siempre. Sin una llamada ni un adiós, él decidió alejarse. Desde entonces te has sumido en un abismo de agonia insoportable, donde tu futuro no existe y el presente en un espacio fútil que llenas de monotonia. El único constante es un pasado que has vestido de luto y al que evocas cada dia.

Miras hacia la ventana y lo único que ves es el túnel oscuro. Comparas tu vida con la vida de los rieles y notas que no son muy distintas; ambas viven en oscuridad, solas apesar de las millones de personas que ven a diario y con una perpetua monotonia a cuestas. Todos los dias el mismo afán, vivir por vivir, existir para ocupar un espacio mas en un mundo de incomprensible realidad. Pero por lo menos los rieles no sienten, no son mas que hierros gastos por el tiempo y el peso de las millones de personas que por ellos transitan. Tu, sin embargo, si sientes, es mas, te ahogas dentro del maremoto creado por tu persistente afán de alimentar tu desdicha inmerecida.