domingo, 6 de abril de 2014

Adiós invierno

No recuerdo la última vez que vi a mis nenas correr con tanta emoción y libertad como en aquella tarde, hace unos días. Era la primera vez en lo que va de año que pude sacarlas al patio a jugar. Este invierno ha sido largo y cruel y, por más espacio que se tenga en casa, no es igual al aire libre, a correr con los brazos abiertos y dejarse caer sobre la grama, sentir el frío de una tierra que igual pide la calidez del sol. Ellas persiguieron burbujas; se llenaron las manos y rostro de tiza; jugaron su versión de la rayuela; saludaron a la niña que vive al lado; recogieron hojas olvidadas por el frío. Estaban felices. En tanto yo, me despojé de mi caparazón invernal, dejando libre los sentidos y el corazón dispuesto a ser reconquistado por esta cuidad.