Desespera esta ansiedad de no poder escribir,
de no encontrar palabras que aniquilen el silencio.
miércoles, 30 de julio de 2008
jueves, 10 de julio de 2008
Fotoblog
Les invito a visitar mi nuevo fotoblog: http://joannerv.com/photography/.
La idea es tener una razón para seguir adelante con mi hobby preferido y aprender un poco más con el paso de las días.
Espero lo disfruten!
La idea es tener una razón para seguir adelante con mi hobby preferido y aprender un poco más con el paso de las días.
Espero lo disfruten!
Sección:
Fotografía,
Notas
miércoles, 9 de julio de 2008
De silencios, miedos y distracciones
La próxima semana este blog cumplirá cuatro años en la red; de esto me acordé mientras demoraba en terminar un ejercicio de la universidad que no he entregado a tiempo por lo mismo, porque siempre encuentro una forma de distraerme. Cuatro años y sin embargo siento que durante los dos últimos el blog ha sido tan sólo un espacio más en la red, una página que de vez en cuando grita como para no ser completamente olvidada. ¿A qué se debe la ausencia, la carencia de palabras, ideas y, más triste aún, de poesía?
Tal vez resulte más fácil culpar a mi pareja, decir que al dejar de ser soltera el blog ya no me sirve como paño de lágrimas; que quedé sin material luego de que la soledad partiera; que dije adiós para darle bienvenida a una nueva Joanne, una menos sola pero mediocre.
No negaré que la simpleza a la que se ha reducido mi vida tenga algo que ver porque nada mejor que un melodrama para que mis dedos corran sobre el teclado aprovechando cada grito y desvelo, para abonar la tierra que ha de producir nuevos textos. Dos años en que no logro escribir nada, con writer’s block como le dicen por acá. Lo mismo ha provocado dudas sobre mi capacidad de crear, me ha hecho cuestionar una y otra vez si puedo escribir algo que no sea producto de mis tristezas e inconformidades. Hubo un tiempo en que era posible pero entonces mi perspectiva del mundo era otro. Todo cambia, como dice Sosa.
Mi esposo se queja de que nunca le escribo nada, de que soy incapaz de escribir un verso donde haya, por lo menos, una posibilidad para la alegría. Aunque en el fondo reconozco mi deficiencia debo admitir que sin querer yo misma he ido cerrando las puertas a todo el mundo exterior; este último año mis frustraciones con los cambios en mi vida personal y el invariable tedio de mi vida profesional me han convertido en ermitaña, en una mujer llena de miedos que ha adoptado la oscuridad como una forma de existencia, como si sólo estuviera a salvo detrás de una cortina, en silencio.
Si bien mis miedos me han callado, no es menos cierto que los cambios -y no para justificar- han provocado un desequilibrio, es decir, antes podía dirigir mi cuerpo, mi pensamiento y mis escritos hacia donde mi corazón y mis pies los quisieran llevar porque solo existía YO. Y por mas egocéntrico que suene, la realidad es que cuando se vive solo, o mejor dicho, cuando no hay que tomar en cuenta un “otro” para cosas tan simples como ir al supermercado, no importa que el refrigerador sólo almacene leche, pan y queso ya que eso te sustenta. Lo mismo pasa al escribir, no importa que escribas de tu soledad o el tedio del día a día porque a fin de cuentas es TU día. Una segunda persona no sólo implica una división de ese día y espacio que tanto celas sino también alguien a quien debes considerar a la hora de escribir. No puedes ser completamente sincera sobre ciertas situaciones y pensamientos porque siempre habrá preguntas e interpretaciones equívocas de cosas que no quieres compartir o de lo cual quieres evitar hablar.
Ahí una parte de mis miedos: preguntas que no quiero responder, palabras que me niego a explicar.
Y es aquí, luego de tanto divagar, a donde quiero llegar (si es que esto tiene fin alguno): quiero y necesito volver a ser; encontrar la forma de sacudir mi dejadez y mis miedos y ser libre, como alguna vez fui, sacudir a ese YO del fondo del baúl y soplarle vida nueva, reencontrar la alegría en la escritura y en la mujer que soy hoy día.
Tal vez resulte más fácil culpar a mi pareja, decir que al dejar de ser soltera el blog ya no me sirve como paño de lágrimas; que quedé sin material luego de que la soledad partiera; que dije adiós para darle bienvenida a una nueva Joanne, una menos sola pero mediocre.
No negaré que la simpleza a la que se ha reducido mi vida tenga algo que ver porque nada mejor que un melodrama para que mis dedos corran sobre el teclado aprovechando cada grito y desvelo, para abonar la tierra que ha de producir nuevos textos. Dos años en que no logro escribir nada, con writer’s block como le dicen por acá. Lo mismo ha provocado dudas sobre mi capacidad de crear, me ha hecho cuestionar una y otra vez si puedo escribir algo que no sea producto de mis tristezas e inconformidades. Hubo un tiempo en que era posible pero entonces mi perspectiva del mundo era otro. Todo cambia, como dice Sosa.
Mi esposo se queja de que nunca le escribo nada, de que soy incapaz de escribir un verso donde haya, por lo menos, una posibilidad para la alegría. Aunque en el fondo reconozco mi deficiencia debo admitir que sin querer yo misma he ido cerrando las puertas a todo el mundo exterior; este último año mis frustraciones con los cambios en mi vida personal y el invariable tedio de mi vida profesional me han convertido en ermitaña, en una mujer llena de miedos que ha adoptado la oscuridad como una forma de existencia, como si sólo estuviera a salvo detrás de una cortina, en silencio.
Si bien mis miedos me han callado, no es menos cierto que los cambios -y no para justificar- han provocado un desequilibrio, es decir, antes podía dirigir mi cuerpo, mi pensamiento y mis escritos hacia donde mi corazón y mis pies los quisieran llevar porque solo existía YO. Y por mas egocéntrico que suene, la realidad es que cuando se vive solo, o mejor dicho, cuando no hay que tomar en cuenta un “otro” para cosas tan simples como ir al supermercado, no importa que el refrigerador sólo almacene leche, pan y queso ya que eso te sustenta. Lo mismo pasa al escribir, no importa que escribas de tu soledad o el tedio del día a día porque a fin de cuentas es TU día. Una segunda persona no sólo implica una división de ese día y espacio que tanto celas sino también alguien a quien debes considerar a la hora de escribir. No puedes ser completamente sincera sobre ciertas situaciones y pensamientos porque siempre habrá preguntas e interpretaciones equívocas de cosas que no quieres compartir o de lo cual quieres evitar hablar.
Ahí una parte de mis miedos: preguntas que no quiero responder, palabras que me niego a explicar.
Y es aquí, luego de tanto divagar, a donde quiero llegar (si es que esto tiene fin alguno): quiero y necesito volver a ser; encontrar la forma de sacudir mi dejadez y mis miedos y ser libre, como alguna vez fui, sacudir a ese YO del fondo del baúl y soplarle vida nueva, reencontrar la alegría en la escritura y en la mujer que soy hoy día.
Sección:
Vida
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