viernes, 27 de marzo de 2009

Un buen día

53°F. Motivo suficiente para comenzar el día de buen ánimo. Es tanta la diferencia que el sol y un clima agradable pueden causar en el estado emocional de alguien así como aumentar su productividad.

Como diría Serrat, hoy es un buen día para empezar.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Ella/Yo

La diferencia es sólo cuestión de espacio
no tanto en este cuarto diminuto
como en este interior
en que la sangre no encuentra camino
se coagula con el frío
calla
se esconde tras el miedo
de escudriñar aquello que está de frente
mientras lleva el corazón en otras manos
y el cuerpo perdido entre dos tiempos.

domingo, 1 de marzo de 2009

Incertezas

Ella es mujer de incertezas, cuanto menos sabe de si misma o hacia donde va, más fuerza toma, más mujer e independiente se siente. El no saber que será de su día le excita; haga lo que haga al final es su día y todo es valido. Aunque la incertidumbre del futuro le aterra, al mismo tiempo le da la oportunidad de soñar y si nada resulta, no importa, tiene todo el tiempo del mundo porque nada está determinado. ¿Que le causa pavor? Claro, pero prefiere el temor de lo desconocido al miedo de no saber cómo pagar cuentas pendientes, cómo escapar el tedio de la oficina y las obligaciones impuestas por la sobrevalorada estabilidad que todos deseamos. Una vez todo está dispuesto no hay escapatoria, el tren cierra sus puertas y resta permanecer en la estación sin esperanza de que llegue otro; hay que regresar y hacerle frente a la rutina, sobrevivir de alguna manera el camino elegido. Mañana irá a trabajar y verá pasar los días sin sorpresa alguna, siguiendo lo dictado por su agenda, todo de acuerdo a un plan y orden. Todo certeramente cierto.

Tunupa*

El recorrió largos caminos hasta encontrarla. Iba vestido de piel y huesos, simple mortal, ambulante y algo perdido. Desterrado de su cobijo sideral y desprovisto de armaduras, no estaba preparado para las vicisitudes de la tierra, del viento que le hacía avanzar el paso y de la inclemencia del sol que por ratos cegaba. Como para salvarse o acabar de morir, se lanzó a las profundidades del agua, a la tranquilidad de un azul que parecía perderse en el infinito, allí desde donde una vez cuidaba de volcanes y montañas. Cayó lentamente en lo que pareció un viaje eterno a oscuras. Entonces sintió el suelo debajo de sí; abrió los ojos y era ella. Ella con el pecho descubierto, con las piernas ocultas bajo escamas, ella mujer pez pero, ante todo, mujer.

*Inspirado en Tunupa, de Odi Gonzales.