miércoles, 17 de agosto de 2011

A mis 33


Anoche, mientras contemplaba la llegada de mis 33 años, estaba insegura en cuanto a lo que sentía; no sabía si estar contenta o triste, satisfecha o inconforme. Había cierta indiferencia pero al mismo tiempo una necesidad de autoanalizarme, de sopesar logros y fracasos, cosas por cambiar o no. Al final no llegué a una conclusión y preferí intentar conciliar el sueño. 

Hoy día todo sigue igual que ayer y aquellos que antecedieron. Mi vida parece anclada a una rutina de la cual se me hace difícil escapar. La ciudad de Nueva York amaneció soleada y el clima prometedor; sin embargo, hoy no habrá caminatas por el parque, fotos o celebraciones. Llegará la noche y todo seguirá en el mismo lugar. 

Permanencia. Así describiría este año.  Creo que he llegado a un punto en mi vida donde ciertas prioridades están explícitamente marcadas (quiera o no) y poco a poco me voy rindiendo ante ellas, aceptándolas como mi realidad en vez de vivir en constante guerra. He alzado una bandera blanca y hoy día me siento más en paz conmigo misma. Sigo con los mismos sueños y anhelos pero ha mermado la intensidad con que los perseguía. No sé si será lo mejor pero debo darme tiempo; así por lo menos aseguro un poco de tranquilidad y estabilidad emocional. No puedo hacerlo todo y aunque me entristezca aceptarlo, lo importante es no perder la capacidad de soñar, de ver la vida a través de los ojos de esa mujer y niña que una vez fui, recordar el camino a ellas en su debido momento y no dejarlas morir en el olvido. Creo que ese es mi deseo para este cumpleaños.

lunes, 8 de agosto de 2011

Blanco

Blanco. Es todo cuanto veo. Las manos que creí llenas de repente las noto vacías. Cierro los ojos en un vano intento de concentrarme. Trato de visualizarlas pero otra vez, blanco. Un nada que se traga cada palabra antes de tan siquiera poder pensarlas. Un nudo en mis adentros, ganas de vomitarme a mí misma, de expulsar el silencio que me atosiga.