El apartamento silente un domingo. Se escucha el crujir de una puerta vecina, uno y otro avión volando sobre el edificio, unos pasos en el pasillo... nada mas. Mi esposo duerme mientras tomo café y navego la red. Las niñas no están; aún se encuentran de vacaciones con mis padres. Anhelo tener a Lucía entre mis brazos y a Stella llamándome y repitiendo, "Why mami? Why mami?".
Mientras estuve con ellas en casa de mis padres Lucía dijo mamá por primera vez. Al contrario de Stella que lo dijo una vez y tardó en repetirlo, Lucía lo decía a cada rato, principalmente cuando quería que la cargaran. "Mama, mama, mama". Habrá sonido mas hermoso en esa etapa? No lo creo. Stella por su parte me asombra cada día con lo mucho que sabe. Me sorprende su memoria, su capacidad para retener las palabras e imágenes a tan corta edad. Apenas tiene dos años y cinco meses y, si la escuchas hablar, pensarías que tiene tres o cuatro.
A mis nenas les quedan unos días lejos de mi. Yo, en tanto, tengo que aprovechar al máximo esta oportunidad, porque dudo que se vuelva a repetir en mucho tiempo. En estos días tengo todo el tiempo del mundo para mi; exagero, aún tengo que ir a trabajar todos los días pero, tengo las noches y este cálido domingo de verano. Que haré esta tarde? Todavía no decido pero estoy pensando en caminar por la cuidad y tomar unas fotos, como en los viejos tiempos... Ya veremos.