Esta mañana al despertar, sonreí al notar que nevaba. A pesar de la horrible vista desde mi ventana de la cocina y el baño de los vecinos, era agradable ver la nieve caer despacio, saber que mi hija iba poder disfrutarla, así fuese por un momento. Stella estaba emocionada y algo sorprendida. "Mira los carros y los árbol como están, llenos de nieve", gritaba ella. La ultima vez que realmente nevó ella tenía sólo meses de edad. Entonces bajamos a verla de cerca, a sentir su frío sobre nuestros rostros, a saborearla y a la vez escuchar el silencio que ella causa en las calles mientras cae.
Le tomé unas cuantas fotos para así por siempre recordar su alegría, para grabar el esplendor de su inocencia ante aquellas cosas que, de adultos, dejamos de ver o apreciar.
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