Las 10:00 de la noche y acabo de llegar a casa después de un extenso día de trabajo y de tres horas en donde pude dejar todo a un lado para concentrarme en las fotos de mis compañeros de clase. Aunque no he podido escribir nada en estos días (o mejor dicho semanas) al menos he tenido la oportunidad de retomar la fotografía y volver a caminar un poco por las calles de esta cuidad que últimamente no me cae muy bien (pero eso es otra historia, otro post).
Hace unos días junto a mis compañeros recorrí Chinatown por tres horas y durante ese tiempo casi olvido que no había dejado la cuidad y, de no ser por el Chrysler, que en un par de ocasiones aparecía en la distancia entre edificios, sirviendo como norte como para no olvidar dónde estaba o, el puente Manhattan donde terminé mi caminata, casi me creo turista de una región asiática y me pierdo entre los colores, la comida y la gente que en la mayoría de ocasiones evitaban toda conversación, ya sea por timidez, desconfianza o simplemente falta de amabilidad (salvo un señor encantador cuya emoción y calidez llamó mucho mi atención y no pude resistir tomarle una foto -con su permiso- luego de él contarme cómo hace muchos años existía una vía férrea en el lugar donde me encontraba).
Nunca se me había ocurrido caminar por los callejones de Chinatown, de sentarme en un parque y ver a los niños reírse y hablar un inglés perfecto mientras sus madres conversan en el idioma chino; así como tampoco había pensado en cruzar por debajo del puente Manhattan y detenerme para observar a un señor arreglando zapatos mientras conversa con un grupo de cinco personas sobre sabrá Dios qué; o fijarme en el color de las frutas y vegetales que en ocasiones me resultaban extrañas; o cruzar por la pescadería y observar, entre el horrible olor a mariscos, a un vendedor con la mirada algo perdida, pensando quizás en las horas de trabajo que faltaban. Supongo que al igual que muchos, mi idea de Chinatown se limitaba a Canal Street, quizás una de las calles más concurridas y transitadas de Nueva York. En Canal Street puedes encontrar de todo, lentes, carteras, relojes, bufandas…, y todo, casi todo, parece original; ella es como la capital de la mercancía falsificada y barata, sin embargo, no hay turista (o neoyorquino) que se resista. Pero fuera de Canal hay todo un mundo donde pocos se interesan por visitar así como en los demás barrios de esta cuidad, los cuales normalmente sólo son visitados por aquellos que tienen alguna necesidad u obligación de hacerlo.
Gracias a mi profesor pude visitar al barrio de Chinatown y recordar lo maravilloso y agradable que en ocasiones resulta Nueva York. Y es que, entre el afán de cada día y el correr del tiempo a veces olvido lo mucho que ofrece esta cuidad y cuanto puedo aprender de ella. En fin, aquí les dejo algunas fotos:
Hace unos días junto a mis compañeros recorrí Chinatown por tres horas y durante ese tiempo casi olvido que no había dejado la cuidad y, de no ser por el Chrysler, que en un par de ocasiones aparecía en la distancia entre edificios, sirviendo como norte como para no olvidar dónde estaba o, el puente Manhattan donde terminé mi caminata, casi me creo turista de una región asiática y me pierdo entre los colores, la comida y la gente que en la mayoría de ocasiones evitaban toda conversación, ya sea por timidez, desconfianza o simplemente falta de amabilidad (salvo un señor encantador cuya emoción y calidez llamó mucho mi atención y no pude resistir tomarle una foto -con su permiso- luego de él contarme cómo hace muchos años existía una vía férrea en el lugar donde me encontraba).
Nunca se me había ocurrido caminar por los callejones de Chinatown, de sentarme en un parque y ver a los niños reírse y hablar un inglés perfecto mientras sus madres conversan en el idioma chino; así como tampoco había pensado en cruzar por debajo del puente Manhattan y detenerme para observar a un señor arreglando zapatos mientras conversa con un grupo de cinco personas sobre sabrá Dios qué; o fijarme en el color de las frutas y vegetales que en ocasiones me resultaban extrañas; o cruzar por la pescadería y observar, entre el horrible olor a mariscos, a un vendedor con la mirada algo perdida, pensando quizás en las horas de trabajo que faltaban. Supongo que al igual que muchos, mi idea de Chinatown se limitaba a Canal Street, quizás una de las calles más concurridas y transitadas de Nueva York. En Canal Street puedes encontrar de todo, lentes, carteras, relojes, bufandas…, y todo, casi todo, parece original; ella es como la capital de la mercancía falsificada y barata, sin embargo, no hay turista (o neoyorquino) que se resista. Pero fuera de Canal hay todo un mundo donde pocos se interesan por visitar así como en los demás barrios de esta cuidad, los cuales normalmente sólo son visitados por aquellos que tienen alguna necesidad u obligación de hacerlo.
Gracias a mi profesor pude visitar al barrio de Chinatown y recordar lo maravilloso y agradable que en ocasiones resulta Nueva York. Y es que, entre el afán de cada día y el correr del tiempo a veces olvido lo mucho que ofrece esta cuidad y cuanto puedo aprender de ella. En fin, aquí les dejo algunas fotos:
Cálido tu texto, lo mismo las fotos. En todo lo que dices y tocas hay sensibilidad, aunque un aire melancólico y de nostalgia permea también casi siempre en tus posts.
ResponderEliminarPero...no es la nostalgia de sabernos siempre alejados de lo que fuimos y queremos, de lo que soñamos y no podemos asir, el trasfondo del arte?
La nostalgia y la melancolia son el atisbo de la realidad de la muerte, la separación definitiva del mundo visible a manos del destino irremediable. Por eso, es entendible que el arte en cualquiera de sus formas, nos lleve hacia ese punto ciego, hacia la realidad de sabernos extranjeros en un mundo cada vez más irreconocible y hostil:
Barcarolas mecidas por las aguas y el viento a ningún lugar definitivo, y a la vez, a todas partes, eso somos y eso seremos.
El Chinatown de New York es único, aqui en Santo Domingo se está construyendo uno(hasta aeso queremos tener!) pero al de "Nueba Yol" nadie lo iguala
ResponderEliminarTambien he caminado por las calles de Chinatown. Aunque eso de caminar entre tanta gente no me llama mucho la atencion.
ResponderEliminarSaludos
Buenas noches Joanne.
ResponderEliminarLa sociedad, plantada en terreno estéril lejos de la libertad; causa que nosotros transformemos nuestro pensamiento hacia la interrogante. ؟quien abonará?
Quisiera conocerte mas. Puedes visitar mi blog
elvinserrano.blogspot.com.
Saludos.
Joanne,
ResponderEliminarExcelente fotos, he visto toda tu colección de fotos de Chinatown. Me imagino que habrás aprendido par de cositas en la clase, por que de por sí tu trabajo de antes era muy bueno...
Saludos,
Ulises
Querida J:
ResponderEliminarExcelentes fotografías! He viajado contigo, caminando las calles, observando la gente...
Me gustan especialmente las que tomaste desde lo alto, espiando terrazas y ventanas
Un cálido saludo