martes, 3 de septiembre de 2013

Ya son 35...


Hace ya un par de semanas que cumplí año pero no quería dejar de escribir una nota para así no olvidar ese día. Semanas antes mi esposo se ofreció a hacerme una fiesta. Al principio estaba entusiasmada con la idea pero cuando me puse a calcular el trabajo que implicaba una fiesta y lo poco que realmente la iba disfrutar (sí, reconozco mi pesimismo), cambie de parecer y decidí no hacer nada. Total, lo que más me interesaba era abrirle la piscina inflable a las niñas y verlas disfrutar la tarde, estar con ellas, con mi familia. 

Qué quieres hacer hoy?, preguntó mi esposo llegado el día. Le dije que quería comprar un bizcocho y unos cuantos globos para tomarme fotos con las niñas. Es que para mi hija mayor, si  no hay globos, no hay "happy birthday". Fuimos los tres: ella eligió los colores de los globos y yo un tiramisú. En el carro ella preguntó que a qué hora era la fiesta. Le dije repetidas veces que no habría fiesta, que íbamos a cantar cumpleaños feliz y bañarnos en la piscina. Que tal vez su primita nos acompañaría. Ella no entendía la idea de cumplir años y no celebrar:  "Mami, pero, porqué no quieres una fiesta? Yo quiero un happy birthday!"Al final ella aceptó y al llegar a casa y ver la piscina lo olvidó. 

Mientras Lucia dormía, Stella y yo jugamos en la piscina. Nadie iría a visitarme y pocos me habían llamado; no hago mi cumpleaños visible en Facebook así que tampoco recibí muchas felicitaciones, salvo de los pocos que se acordaron de la fecha. Nada de esto importaba. Cuando al fin Lucia despertó y nos acompaño, pensé que mi día era perfecto, que nada se comparaba con ese momento. Sin embargo, de repente sentí tristeza, un vacío, por llamarlo de alguna manera porque ni siquiera sabría explicarlo. Mis hermanos no vendrían y uno de ellos ni siquiera me había llamado. Pero unos treinta o cuarenta minutos después llegó el primero con una caja de chocolates y confesó que no me había llamado porque quería darme una sorpresa; luego llegó el segundo, también con su familia (y un flan hecho por su esposa). Entonces sí me sentí completa.  

Este año no quise pensar en las cosas que he hecho o no hasta ahora, quería estar presente, vivir el día, tomarme fotos, tener un recuerdo con mi familia... y así fue. Al día siguiente aun sonreía al pensar en mi familia y lo afortunada que soy por tenerlos. 

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