Ahora mismo estoy en la oficina. Tengo tantas cosas que hacer pero me siento cansada. Anoche no dormi lo suficiente. A quién se le ocurre tomar café a las diez de la noche. Muy bueno que me pase. Me acabo de maquillar y de peinarme para dentro de media hora salir ir con mis hermanos a tomarnos una foto. Antojos de mi madre.
Anoche fui a Barnes & Noble y me encontré con una charla impartida por dos escritores estadounidenses. Me llamó mucho la atención la señora Adriadna Trigiani. Ella ha escrito varios libros y anoche estaba promoviendo el último titulado "The Queen of Big Time". Su personalidad tan extrovertida y alegre me llamó mucho la atención. Creo que sólo por eso compraré uno de sus libros. Del otro escritor, no recuerdo el apellido. Se llamaba John pero lamentablemente la picardía de Adriadna lo opacó por completo.
Hablando de otras cosas, ayer recibi una carta. La carta fue en verdad escrita la semana pasada pero no fue sino hasta ayer que la recibí. Quisiera decir su nombre pero prefiero callar pues uno nunca sabe las cosas que puedan suceder. Muchas veces uno hace las cosas y no piensa en la consecuencias hasta que se ve metido a fondo en el problema sin tener salida. Pero bueno, llamémoslo... a ver.... Armando. Siempre me ha encantado ese nombre, no sé porque, talvez porque es un nombre como de novela. Es ideal para esas historias de amores prohibidos o sufridos. Armando... si, asi se llamará "mi amigo" de ahora en adelante. Bueno, resulta que la carta de Armando me encantó. No es una carta muy elaborada o sofisticada, no, para nada. Al contrario, la sencillez de la carta es lo que mas me gustó porque es ahi donde se encuentra su sinceridad. La vida es tan extraña. Durante mucho tiempo anhelé una carta de esa persona, algún detalle parecido y ahora es que lo obtengo. Ahora cuando tantas cosas han cambiado.
Bueno, debo irme. Mi hermano me espera. Mas luego sigo comentando respecto a la carta. Adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario