Alquien me había regalado unos girasoles y no resistí conservarlas con el lente de mi cámara. Aunque no sea mi flor preferida, me encantan los girasoles. Hay algo de ternura y alegría en su forma y color; algo en ella que te obliga a sonreír quieras o no. Los girasoles no son complicadas y enigmáticas como las rosas, delicadas y perfumadas como las gardenias o exóticas como las orquídeas, sino todo lo contrario: no esconden nada y realmente ofrecen poco; sin embargo, es en su simpleza y cálidez donde radica su belleza, su forma tan abierta y sincera, su paciencia y soledad entre las demás flores, su amarillo que te llama y te pide una sonrisa.
Y además son comestibles. Je je je je
ResponderEliminarXico Rocha
El girasol sigue al sol desde que inicia su acenso...lo va siguiendo sin decir palabras, con la mirada sigue su armonioso andar en el cielo azul...no dice nada, no se interpone, sus labios están sellados...lo mira ocultarse en el lejano horizonte...
ResponderEliminarTengo dos horizontes…por uno sale el sol alegre y llenando de colorido...por el otro, se oculta cansado de repartir vida y sonrisas durante el día...
Dos horizontes...y en los dos, el mar forma una parte principal de todo inicio, de todo final...
* Como el girasol...
tienes la mirada de un alma que vuela.
ResponderEliminarte hemos enlazado a nuestra morada.
Los girasoles además de hermosos, poseen lo más importante, una sonrisa impresa que como cuentas te obligan a replicarla en tu cara.
ResponderEliminarUn abrazo Joanne
Habrá lluvia cuando regreses al mar?
ResponderEliminarEl amor ha ampliado tu sensibilidad, y escribes como un ángel .
ResponderEliminarQuien tuviera la suerte de poder mirarse en tus ojos durante unos segundos y robarte algo de la ternura que atesoras.
Un beso desde España.
armando
quién alimenta tu silencio?
ResponderEliminarDe acuerdo con VÍCTOR, quien como el girasol, siempre con la vista puesta en el Sol, la Luz, un buscador de la
ResponderEliminarLuz "par excellence".
Estas imágenes me encantaron!
Saludos de Panamá