El día está nublado. Hace frío. La cálidez primaveral tomó otro rumbo y nos dejó como al principio del año, como la mayoría de los días en esta cuidad: gris, gris y más gris. Pero hoy no me importa; anoche al acostarme deseé que amaneciera nublado. No sé porqué pero en días así me encuentro más tranquila, sin la ansiedad de tener que salir para aprovechar el sol; hoy puedo culpar a la lluvia y el frío y quedarme en casa tomando café.
Hoy me pondré al día con un portafolio que debo entregar para mi clase. He escrito unos poemas en inglés y entre ellos hay uno del cual me siento muy orgullosa; no porque sea un poema excelente o perfecto sino porque le dediqué mucho tiempo, especialmente después de que la profesora me criticara la primera versión del mismo (y aún faltan cambios por hacerle). El miercoles lo llevé a clase y a la mayoría les gustó; creo que eso bastó para devolverme el buen ánimo que había perdido hace unas semanas. Durante unos días estuve algo triste por mi incapacidad de escribir en inglés, de mi inseguridad en cuanto a cómo usar ciertas palabras. Busco las palabras en el diccionario pero cuando las colocó en una oración no sé si la estoy usando en el sentido correcto, no sé si estoy dando a entender lo que quiero. Es frustrante. Pero bueno, les invito a leer el
poema:
Perhaps it was the wine,
the long hours,
the sensual blaze of the fire;
but she gave in
to the taunting night
to the hand that trembled
as it unbuttoned her top,
and savored with its fingertips
the warmth of her flesh.
She knew of the storms that would follow,
of the absence,
the sullen silence;
the void that would come
with the morning sun.
Yet, she surrendered to the passion,
the unbearable ardor
that came with the night,
and preceded
the agony and despair
of the day after.Este
poema fue el resultado de una tarea que nos asignó la profesora: visitar la
exhibición de
Edvard Munch en el Museo de Arte Moderno (
MOMA) y elegir una obra que llamara nuestra atención. Fue inevitable no sentirme cautivada por esta pintura titulada “The Day After” (El día siguiente). Recorrí tres veces las salas en que se encontraban las obras de Munch pero siempre volvía a la joven de cabellera larga y negra, tirada sobre una cama, su pecho semi-descubierto, con el sol calentando sus mejillas y par de botellas de vino en una esquina de la habitación. “El día siguiente”... pude identificarme con esa chica porque precisamente ese día, ese siguiente día, me sentía abatida, había perdido una batalla que había empeñado conmigo misma. Esa mañana no quería levantarme, quería que la cama se abriera y me tragara. No sabía la historia de la chica en la pintura pero quize inventarme una que ambas pudierámos compartir. Ahí nació el poema. Terminé mi recorrido en el
MOMA y fui a comer pasta en la cafetería del museo (que por cierto estuvo muy buena) y luego a caminar en las calles húmedas y frías de la cuidad.
Afortunadamente no llovió ni estuvo muy frío durante la visita de mi amiga Luisa. No pude dedicarle mucho tiempo debido a mi trabajo pero ella se divirtió mucho y quedó encantada con Nueva York. Aqui una foto de nosotras en el tren camino a Manhattan:
Hace unos días también me encontré con el profesor de historia Pasquale Amato, gran admirador de José Martí. No sabía que en su corta vida, Martí había escrito 40 tomos. Yo apenas he leído un poco de su poesía. Me reí mucho con Pasquale mientras tomaba una coca cola y él un té; conversamos sobre la poesía de Rosa Silverio, ganadora del premio Nósside, del cual él es Presidente; sobre la cuidad de Nueva York y como ella puede hacernos sentir grande o pequeño, extático o triste; sobre la Republica Dominicana y algunas de las costumbres nuestras; sobre su sorpresa cuando llegué a la hora acordada ya que los dominicanos tenemos fama de llegar a las 6:30 ó 7:00 cuando se nos dice a las 6:00 (en esta cuidad hay que dejar atrás lo de la “hora dominicana” y ajustarse a lo que llamamos “hora americana”; en fin, hablamos mucho y luego caminamos a la parte sur de Central Park, esquina de la Avenida de las Américas, donde se encuentran las estatuas de José Martí, Simón Bolivar y José de San Martin. Aqui un par de fotos que nos tomamos:
Llegué a casa ese día con una copia de la
antología del premio Nósside donde se encuentran cuatro poemas de
Ro. Pueden leer el poema ganador, "Mi Tristeza", en la siguiente página:
http://www.nosside.com/articolo051215_spa.htmAhora debo comenzar mi día, disfrutar del olor a coco que ha invadido mi apartamento (encontré un
aceite aromático de coco exquisito) y ponerme al día con mis cosas. Prometo no abandonar mi blog, el cual se ha convertido en mi casa, en una fuente de desahogo y una manera distinta de respirar.