En el New York Times del domingo y luego en el de hoy, lunes, se encuentran dos artículos relacionados con la publicación del libro de poemas inéditos de la poeta norteamericana Elizabeth Bishop. El libro titulado "Edgar Allen Poe & the Juke-Box: Uncollected Poems, Drafts and Fragments”, recoge alrededor de 120 piezas que la poeta nunca llegó a terminar o que nunca quizo publicar. A raíz de la publicación de este libro, por la señora Alice Quinn de la revista The New Yorker, ha surgido una controversia entre escritores y admiradores de Bishop ya que mientras algunos consideran que el libro abre una ventana hacia el proceso de creación de la poeta y muestra una parte de ella que el mundo desconocía, otros consideran una falta de respeto y de ética el sacar a relucir escritos que ella en vida nunca quiso mostrar al público; “es injusto para su legado”. Estos últimos señalan que, de haberle pedido permiso a la poeta, ella nunca hubiera aceptado la publicación de esos manuscritos, los cuales no representan la calidad y el estilo de los poemas publicados por Bishop. Si bien es cierto que estos no son más que manuscritos, trabajos en proceso, no es menos cierto que Bishop tuvo sus razones por no publicarlos.
Comprendo la posición de la señora Quinn y sin duda será interesante ver el proceso de creación de Bishop, pero al mismo tiempo siento que es una violación a la privacidad de un escritor publicar cosas que había reservado para sí mismo, escritos que tal vez nunca fueron creados con la intención de ser vistos por nadie o que nunca se llegaron a terminar y que por ende, no representan lo que su autor en prinicipio pretendía hacer (incluso, según el artículo, en el libro aparece un poema que Bishop había tachado por completo).
No sé con cual de las dos partes estar de acuerdo ya que las comprendo a ambas. Sin embargo, siento que debe respetarse la privacidad de un escritor ya que el escribir es un oficio muy íntimo, especialmente cuando se trata de poesía. En el caso de una escritora de la talla de Elizabeth Bishop, quien es tan respetada en el mundo literario, qué tanto de su intimidad podemos escudriñar para llenar los huecos que dejó su legado y qué tanto debemos respetar?
Comprendo la posición de la señora Quinn y sin duda será interesante ver el proceso de creación de Bishop, pero al mismo tiempo siento que es una violación a la privacidad de un escritor publicar cosas que había reservado para sí mismo, escritos que tal vez nunca fueron creados con la intención de ser vistos por nadie o que nunca se llegaron a terminar y que por ende, no representan lo que su autor en prinicipio pretendía hacer (incluso, según el artículo, en el libro aparece un poema que Bishop había tachado por completo).
No sé con cual de las dos partes estar de acuerdo ya que las comprendo a ambas. Sin embargo, siento que debe respetarse la privacidad de un escritor ya que el escribir es un oficio muy íntimo, especialmente cuando se trata de poesía. En el caso de una escritora de la talla de Elizabeth Bishop, quien es tan respetada en el mundo literario, qué tanto de su intimidad podemos escudriñar para llenar los huecos que dejó su legado y qué tanto debemos respetar?
(Foto tomada del New York Times)
Interesantísimo post e interesante tu reflexión.
ResponderEliminarNo sé qué es lo mejor Joanne porque, igual que tú, entiendo las dos posturas, aunque me inclino más por la segunda, la de no publicarlos ya que ese fue el deseo de la autora. No me gustaría que publicaran algo mío sin mi consentimiento y más si en vida lo consideré algo pobre y sin valor literario.
Sin embargo, recuerdo el caso de Kafka, quien le pidió a su amigo que quemara todos sus libros. Sin embargo, éste lo desobedeció y los publicó. Gracias a esta decisión hoy tenemos acceso a la obra de un gran autor.
¿Qué hacer? No sé. Aquí hay un problema ético.
A ver qué opinan los demás.
Ro