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¿Será que tengo publicar un libro para que mi voz sea escuchada? ¿Para que me pongan el título de escritora, lo merezca o no? Anoche recibí un mensaje donde invitan a escritores a someter poemas a fin de ser incluidos en una antología, en caso de ser seleccionados. Muy bien. Me pareció buena la idea de dar a conocer y publicar el trabajo de mis compueblanos. Pero al llegar a la oración que dice: “No se tomarán en cuenta los trabajos de aquellas autoras y autores que no hayan publicado un primer libro”, inmediatamente cerré el correo y como ven, es el día siguiente y todavía tengo estas líneas en la cabeza. Obviamente, me afectó.
Sé que no soy nadie para opinar por que, claro, no he publicado un libro y por lo tanto no se me puede considerar autora, pero no por eso dejo de tener voz ni de crear, del mismo modo en que hacen “ellos”. Tal vez mis trabajos no tengan la calidad que “ellos” requieran pero al mismo tiempo, ¿quiénes son para juzgarme? ¿Acaso el publicar un libro te hace mejor escritor(a)?
Esta pregunta me la hice a mi misma hace meses cuando participé en una feria que se hizo aquí, en NY. Digo participé por que ayudé en lo que pude con su organización y también asistí a varias de sus actividades. En ese momento, por primera vez, descubrí mi posición ante aquellos que han publicado un libro, sea bueno o no, sea publicado por ellos mismos o una tercera persona o entidad. Me alegró sobremanera saber que en esta cuidad hay muchas mujeres dominicanas que escriben y se esfuerzan por hacer buen trabajo y eso me llena de orgullo. Sin embargo, me di cuenta de que hay personas en este medio que te juzgan por la cantidad de libros publicados, no por la calidad de tu trabajo o esfuerzo; personas que antes de leer tus textos preguntan si has publicado. En caso de una negativa, inmediatamente te descalifican y pasan al próximo, sin ni siquiera darte la oportunidad de exponer o defender tu trabajo.
Sé que aún no me merezco el calificativo de escritora y por esa misma razón es que no he decidido publicar nada (ya que de querer hacerlo podría, sólo es cuestión de buscar el dinero), y es que siento que el momento en que decida publicar algo por mi misma deberá ser algo de calidad, algo de lo cual yo me sienta orgullosa y con lo cual me sienta satisfecha. Amén si alguien está orgulloso de su trabajo y decide que quiere publicarlo. Apoyo a quienes lo hagan y los felicito ya que hay que estar muy seguro de si mismos y de su trabajo para hacerlo, además de no que no es tarea fácil producir una obra. Lo que me molesta es que se menosprecie a quienes, ya sea por falta de recursos u oportunidad, no hayan podido publicar una obra. Sé de muchos jóvenes con gran talento y cuyos trabajos aún son inéditos. Pero no por esto debemos cerrarle las puertas, al contrario, debemos apoyarlos para que sigan produciendo trabajos de calidad que representa a nuestra juventud, a nuestro talento.
Un caso interesante y que conozco bien es el de Gregorio Espinal (perdona Gregorio por mencionarte). Desde que conocí a Gregorio inmediatamente me di cuenta de su talento, capacidad y madurez para crear textos de peso. Era más joven que yo pero en cuanto a poesía y cuentos se refiere, él me llevaba muchos años y experiencia (yo apenas me estaba introduciendo en el medio). Él había participado, con gran éxito, en varios concursos locales; sin embargo, no fue sino hasta el año pasado, cuando ganó el concurso de jóvenes en la Feria del Libro que se convirtió en “autor”. ¿Acaso es ahora cuando se le debe considerar como escritor cuando lleva años en ese oficio? ¿Qué decir del tiempo en que lleva escribiendo y de su dedicación a la literatura?
Comprendo muy bien el punto de vista de quienes enviaron el mensaje sobre la antología así como otros que me han preguntado por un libro. Un libro es muestra de la pluma del escritor, es un punto de referencia, es algo palpable que representa la capacidad de su creador, es un pasaporte en el mundo de las letras. Tal vez para algunos sea difícil incluir a un “anónimo” dentro de una antología, alguien que, según sus criterios, no exista. Respeto el pensamiento ajeno y el modo de actuar de cada quien y por lo tanto acepto dicha posición como válida. Sin embargo, no podía callar.
Podría pasarme toda la mañana hablando del tema pero no, ya basta. Mi intención no es quejarme, ni denunciar a nadie o pasar por una mujer frustrada cuyo trabajo no ha sido publicado (sé que muchos pensarán que éste es mi caso). Estoy clara en lo que quiero y tengo la certeza de que todavía me falta por aprender, textos por escribir y la disciplina necesaria para no sólo decirme a publicar sino también para poder justificar mi responsabilidad y papel de escritora una vez lo haga. Aún no es mi momento.
Quería desahogarme y ahí está, lo hice.