Esta mañana me la pasado leyendo poemas de Julia de Burgos. Es una de mis favoritas. Hay un poema que llevo muy cerca de mi corazón porque siempre me acuerda de una de las etapas más lindas de mi vida. Tenia 21 años y el amor me llegó “de golpe”, como diria Neruda (en su poema No.10). Ese amor era más fuerte que todo lo que conocia hasta entonces; más fuerte y desgarrador de lo que me imaginaba y eso me llenaba de vida. Mi vida se convirtió en amor y mi vida se la hubiera dado a ese amor. Es por eso que cuando, por primera vez, lei el poema “Canción de la Verdad Sencilla” inmediatamente me identifiqué con el, puse una copia en la pared de mi habitación, donde la veia todos los dias al entrar y salir; este poema se convirtió en mi credo.
Ya el sentimiento no es igual. El tiempo y la distancia lo vencieron. Aun asi, no puedo leer el poema sin recordarlo. Aunque nos divida el mar, hay un lazo entre nosotros que jamás ha de morir. Para ti, estés donde estés:
Ya el sentimiento no es igual. El tiempo y la distancia lo vencieron. Aun asi, no puedo leer el poema sin recordarlo. Aunque nos divida el mar, hay un lazo entre nosotros que jamás ha de morir. Para ti, estés donde estés:
Canción de la Verdad Sencilla
No es él el que me lleva . . .
Es mi vida que en su vida palpita.
Es la llamada tibia de mi alma
que se ha ido a cantar entre sus rimas.
Es la inquietud de viaje de mi espíritu
que ha encontrado en su rumbo eterna vía.
El y yo somos uno.
Uno mismo y por siempre entre las cimas;
manantial abrazando lluvia y tierra;
fundidos en un soplo ola y brisa;
blanca mano enlazando piedra y oro;
hora cósmica uniendo noche y día.
El y yo somos uno.
Uno mismo y por siempre en las heridas.
Uno mismo y por siempre en la conciencia.
Uno mismo y por siempre en la alegría.
Yo saldré de su pecho a ciertas horas,
cuando él duerma el dolor en sus pupilas,
en cada eco bebiéndome lo eterno,
y en cada alba cargándome una sonrisa.
Y seré claridad para sus manos
cuando se vuelquen a trepar los días,
en la lucha sagrada del instinto
por salvarse de ráfagas suicidas.
Si extraviado de senda, por los locos
enjaulados del mundo, fuese un día,
una luz disparada por mi espíritu
le anunciará el retorno hasta mi vida.
No es él el que me lleva. . .
Es su vida que corre por la mía.
Joanne:
ResponderEliminarMe gusta muchísimo este post, pero sobre todo esa línea tan poética en la que dices: "Tenía veintiun años y el amor me llegó de golpe". No sé porqué, pero inmediatamente me sentí identificada y recordé mi adolescencia, mi primer amor... mi primer olvido.
A mí también me gusto mucho Julia de Burgos. Para mí, ella, junto a Olga Nolla y Ángela María Dávila, son las tres grandes voces femeninas de Puerto Rico.
Este poema que compartes con nosotros, tus fieles lectores, es hermoso y lo imprimiré para mí. Gracias por regalarme estos versos hoy domingo en donde no me hace falta una sonrisa o una caricia, pero sí sentir el delicado roce de la poesía.
Besos,
Ro
Rosa,
ResponderEliminarAsi es, creo que todos conservamos el recuerdo de un gran amor en alguna etapa de nuestras vidas, casi siempre durante la adolescencia o el comienzo de la vida adulta. Y asi fue, de golpe. Esa frase me llegó en ese momento, y recordé que lo habia leido en versos de Neruda; y es que no hay otra forma de expresar ese amor que arrasó conmigo y mi corazón. Ese amor es de las cosas que más agradecidas estoy en la vida; aun con sus tempestades, jamás fui tan feliz.
No conocia a las otras dos escritoras que mencionas pero las buscaré en el internet.
Me alegro mucho de que lo único que te falte hoy domingo es la poesia; eso significa que en tu vida hay muchas alegrias.
Besos a ti también,
Joanne
Joanne:
ResponderEliminarNo creo que consigas mucho de Ángela María y Olga en Internet (creo). Si te interesan puedo enviarte a tu correo una selección poética de ambas.
Ambas autoras están muertas. Ángela María falleció el año pasado y Olga hace unos cuantos. La primera recurre mucho a la tristeza y la soledad en su poesía, la segunda habla del amor, el erotismo, la libertad, las ganas, las apetencias y su femineidad.
Ángela fue muy valorada por la crítica literaria puertorriqueña y Olga pertenecía a la más conservadora aristocracia boricua, a la que repudió y criticó en su poesía. Un dato curioso es que Olga es prima hermana de Rosario Ferré, otra autora puertorriqueña, que contrario a Olga, sí es conservadora, rancia y una aristócrata distante de pies a cabeza.
Yo tengo una antología de mujeres poetas puertorriqueñas y el poemario "Dulce hombre prohibido" de Olga Nolla, por los que casi tuve que venderle el alma al diablo (sí, una vez más). A través de estos libros, otros textos y lo que aparece en Internet es que las conozco.
Ro
Que bonito...
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