No le temo a la lluvia, a los días grises en que Nueva York me parece un monstruo, un mar de hierro y cemento que me traga y escupe a su antojo. No le temo a las largas horas en el metro entre desconocidos, gente de todas partes del mundo que te observan y saludan tu soledad con la misma tranquilidad en que ellos aceptan la suya.
No le temo a la crudeza de esta cuidad que te obliga a convivir entre la muchedumbre sin decir una palabra, salvo los “I’m sorry” cada vez que alguien te pisa, te empuja, te roza, te confunde con otra persona o simplemente, en su temor a saludarte, te repite lo mismo.
No le temo caminar a mi casa a medianoche, desconfiar del más mínimo sonido o sombra. No le temo al señor que todas las noches duerme en la entrada de la estación del metro con su maleta y zapatos rotos, el que hasta hace poco pensé que era mudo. No le temo a los fantasmas de mi apartamento como tampoco al silencio que lo habita todas las noches, todos los días...
Y resulta que he aprendido a convivir con la frialdad de esta cuidad, a aceptar la calidez que de vez en cuando te brinda la sonrisa de un extraño; los insoportables turistas en Times Square; la excentricidad de muchos en el Village; lo frívolo y plástico de otros en Midtown. Me he acomodado al cambiante clima, a su extremismo, a esperar la primavera con las mismas ansias en que un niño espera la navidad.
He aprendido que el temor es enemigo de la subsistencia y que la rutina puede ser un gran amigo si se sabe manipular.
Sin embargo, no he aprendido a moverme a compás del tiempo, a seguirle los pasos sin quedar atrás, faltándome el aire y casi corriendo para no perderlo de vista. Y es que aqui el tiempo no se detiene ni se apiada de nadie, te pasa por encima como un rodillo sin disculpas, penas o verguenzas.
Tiempo. Ahí radica mi miedo; en un mañana donde aún me encuentre sentada en Bryant Park, finjiendo como muchos que prefiero estar sola, esperando el ocaso con la misma esperanza de antaño, anhelando un mañana que hace mucho me pasó de largo.
No le temo a la crudeza de esta cuidad que te obliga a convivir entre la muchedumbre sin decir una palabra, salvo los “I’m sorry” cada vez que alguien te pisa, te empuja, te roza, te confunde con otra persona o simplemente, en su temor a saludarte, te repite lo mismo.
No le temo caminar a mi casa a medianoche, desconfiar del más mínimo sonido o sombra. No le temo al señor que todas las noches duerme en la entrada de la estación del metro con su maleta y zapatos rotos, el que hasta hace poco pensé que era mudo. No le temo a los fantasmas de mi apartamento como tampoco al silencio que lo habita todas las noches, todos los días...
Y resulta que he aprendido a convivir con la frialdad de esta cuidad, a aceptar la calidez que de vez en cuando te brinda la sonrisa de un extraño; los insoportables turistas en Times Square; la excentricidad de muchos en el Village; lo frívolo y plástico de otros en Midtown. Me he acomodado al cambiante clima, a su extremismo, a esperar la primavera con las mismas ansias en que un niño espera la navidad.
He aprendido que el temor es enemigo de la subsistencia y que la rutina puede ser un gran amigo si se sabe manipular.
Sin embargo, no he aprendido a moverme a compás del tiempo, a seguirle los pasos sin quedar atrás, faltándome el aire y casi corriendo para no perderlo de vista. Y es que aqui el tiempo no se detiene ni se apiada de nadie, te pasa por encima como un rodillo sin disculpas, penas o verguenzas.
Tiempo. Ahí radica mi miedo; en un mañana donde aún me encuentre sentada en Bryant Park, finjiendo como muchos que prefiero estar sola, esperando el ocaso con la misma esperanza de antaño, anhelando un mañana que hace mucho me pasó de largo.
Joanne, que bellas palabras.
ResponderEliminarMe voy contigo hacia tu habitat en cada frase y cada cosa contada.
Te imagino en cada una de las circunstancias, un angel para un final, demasiado corazon para New York.
Simplemente hermoso!! siempre en tu mente hay un oceano de nubes llenas de pensamientos!! besos y abrazo que la pases biene ;)
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ResponderEliminarJoanne... no sé qué decirte... este post me ha gustado tanto que me he quedado pensando en cada palabra tuya.
ResponderEliminarLo has expresado tan bien, tus palabras son tan diáfanas que yo también me sentí que corría detrás del tiempo, como si fuera el conejo de Alicia en el país de las maravillas.
Te imaginé en ese parque, sentada, sola, viendo a las palomas y a los niños, y me produjo tristeza. Me produjo tristeza porque sé que cuando lo escribiste tú tampoco te viste contenta en ese lugar y yo no quiero saberte infeliz.
Siempre he pensado que eres una mujer valiente y fuerte, aunque con un lado vulnerable.
Recuerdo un día que me llevaste a mi casa y me sorprendió que tu vehículo era de cambio (mucha gente tiene vehículo automático en RD y la mayoría de las mujeres conducen automático), y te vi dándole a la vaina de un lado a otro, con una fuerza que no imaginé que había en una criatura que uno percibe frágil.
Ese detalle insignificante, que pudo haber sido sepultado en los escombros del tiempo, arrojó luces y me hizo sospechar que dentro de ti hay una mujer capaz de sorprender. Y así has sorprendido a mucha gente.
Vives sola en una gran ciudad, trabajas, eres independiente, has tomado el timón de tu vida, tienes la valentía suficiente para escribir un blog y desnudar tu corazón, has vivido el amor y también has sabido lo que es dejarlo partir.
Todo eso sólo demuestra que hay mucho valor en ti, pese a que sientas que el tiempo corre dos pasos más adelante que tú. Quizás algunas cosas en la actualidad no están tal y como tú quisieras, quizás te gustaría tener un norte más específico, sentirte acompañada, tener a alguien para compartir tus días, pero imagino que eso llegará como llega la primavera o como surgen las rosas. Con naturalidad y sin prisa.
Aunque le temas al implacable tiempo y pienses que un día te descubrirás sentada, sin nada, yo pienso que es todo lo contrario, porque ahora ya tienes mucho, has vivido mucho, has hecho mucho. Como te dije, quizás no sea la situación "ideal", pero quién ha dicho que todo el mundo vive la situación "ideal". Al que imaginas más feliz, si lo miras bien, si te detienes a observarlo, le descubrirás algún problema, alguna pena, algún dolor.
Eso es la vida, grandes tristezas y grandes alegrías que se van sucediendo a lo largo de los años.
Disfruta todo lo que puedas, Joanne, y siéntete plena en cada momento, en cada acto.
Un beso,
Ro
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ResponderEliminarQuerida Joan,
ResponderEliminarQuiero comentarte que revisé algunos de tus libros favoritos que muestras con el link de Amazon.com y algunos no los he leído y me has motivado a adquirir un par de ellos.
Tu selección es muy interesante y dice un poquito más de quien eres.
Espero la estés pasando bien este domingo.
Abrazos.
podemos temerle al paso del tiempo. o bien podemos no temerle y vivir despreocupadamente, en ambos casos, el tiempo seguira su paso inexorable.
ResponderEliminarlive joanne and forget everything else.
... miedo al miedo mismo, la vida se va presentando de una manera tan lenta en dichas cuestiones que desespera y tu, solo Tu, sabras que haras cone lla, asi que sino deseas la soledad, encontrar la compañia.
ResponderEliminarSaludos
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
No creo que debas tener miedo, solo que algunas cosas tardan en pasar y a veces se pierde una misma dentro de la maraña de lo que es la vida y esa ciudad enorme de cemento en la que vives, sigue adelante, tus palabras llegan mucho mas lejos.
ResponderEliminarNiña, deberás tratar de disfrutar lo que posees y no pensar en lo que no tienes, o, peor aún en lo que "podrías" no tener en el futuro.
ResponderEliminarRealmente, debo confesarte que tu tristeza me tiene preocupada.
Vives en una ciudad que tiene su lado malo (¿cuál no?)pero en la que también puedes encontrar maravillas, estás en verano, con el verde rodeándote, las flores amarillas en el central park, la música en los parques, los espectáculos, los amigos...
Vamos Joanne, te estas enamorando de la tristeza y eso es muy, pero muy malo. Estás viva, estás sana, tienes tu trabajo, tu poesía, tu independencia...tienes la obligación de ver el lado bueno de las cosas. De lo contrario, ¿sabes? el diablo se estará riendo, pues habrá conseguido lo que quería (no es un asunto de religión, ¿entiendes?lo digo en sentido figurado).
Me despido como lo hace conmigo una amiga,
Sé feliz
Hola Joel,
ResponderEliminarMe acordaste de una canción de Silvio, "Angel para un final". Es de mis favoritas.
Gracias.
Un abrazote desde aqui,
Joanne
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Hola Emmanuel,
Qué gusto verte por aqui. Mil gracias.
Abrazos,
Joanne
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Queridísima Ro,
Tienes toda la razón, no debería estar triste ya que tengo muchas razones para sonreír. Pero es que a veces, por más fuerte que sea y el valor que me sostiene en ciertas situaciones, siempre llega ese momento en que te sientas en un parque, un banco o te detienes por a mirar a tu alrededor y no puedes evitar sentir tanta soledad, especialmente cuando hay tanta gente a tu alrededor.
Mas, no te preocupes, estoy bien. Son momentos en que me hundo en una inmmensa tristeza pero siempre salgo a flote y termino sonriendo. Esta cuidad, asi como me pone triste también me hace muy feliz. Como dices, quizás no todo sea como quisiera pero deno comenzar a ver la vida de otra manera, ver el lado positivo de todo cuanto soy y tengo.
Un besote amiga. Que estés bien,
Joanne
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Joremita?? Eres tu Joel?
Esos son algunos libros que tengo en casa, no he terminado de leerlos todos pero lo puse en esa página (librarythings.com) a fin de tenter un registro de mis libros, una manera de organizarlos. Y claro, siempre ando metida en todas...
Gracias por ver la lista. Ojalá sea de ayuda para cuando quieras algo para leer.
Joanne
Hola Dirat,
ResponderEliminarCómo estas?
Tienes razón, el tiempo siempre seguirá su paso. Tengo que tratar de no darle mucha mente.
Abrazos,
Joanne
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Hola Michi,
Gracias por visitarme. No comprendo muy bien eso que dices de soñar tener lo mismo... Te refieres a vivir en NY?
De todos modos, espero que no tengas que sentirte asi. Gracias por las palabras tan lindas.
Saludos,
Joanne
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Hola Enigma,
Cómo quisiera comprenderla, encontrar esa compañía, sentirme menos sola. Quizás sea hora de abandonar esta tristeza y buscar otros caminos menos complejos. Ya veremos que sucede con esta cabecita mía.
Gracias siempre por tus visitas, sugerencias y comentarios.
Saludos,
Joanne
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Hola Karen,
Gracias por ser tan linda. Seguiré adelante y trataré de no desesperarme.
Abrazos,
Joanne
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Hola Laura,
Que sabias tus palabras.
Siempre me he sentido cómoda con mi tristeza, tal vez por eso hablo tanto de ella; y es que cuando me siento triste es cuando más deseos tengo que de escribir y por eso quizás refejo más las cosas negativas que aquellas que me hacen sonreír.
Tienes toda la razón, estoy viva, sana, tengo a mi familia, mi independencia, mis amigos... No debería quejarme tanto.
Pero sabes, en estos días me he sentido muy tranquila. Tus palabras junto a la de otros amigos me han ayudado a aceptar el mi situación y el hecho de que soy muy afortunada. Gracias por tu ayuda, por recordarme los motivos por los cuales debería estar sonriendo. Prometo disfrutar más del verano y de esta cuidad que amo tanto.
Un beso,
Joanne
Eres tan hermosa
ResponderEliminarLa ciudad y el tiempo, dos fenómenos que se enfrentan en tu alma ... como rayos que apuntan hacia tu rostro. Me encantó leerte.
ResponderEliminarGracias Anónimo.
ResponderEliminarSaludos,
Joanne
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Hola Gonzalo,
Bienvenido al blog. Gracias!
Saludos,
Joanne