martes, 28 de febrero de 2006

Repartición

Al aire le regalo tus besos,
el vacío de tus palabras.
Al mar le devuelvo las lágrimas,
la sal de tu cuerpo
que aún habita en mis poros,
el anhelo, la tristeza.
Al poniente le doy tu risa,
la media luna que una vez
llenó mis días
de sosiego y penumbra.
A las nubes les regalo
tu verdad,
aquella que desconozco
y creí blanca
como las estrellas
que aguardaban tu silencio,
como el soplo que
esperanzaba
mi vientre,
calmaba mis ansias
y mitigaba mis dudas.
A la noche le regalo
el vacío de mi lecho,
el sabio roce de tus manos,
los sinsabores, las risas,
el adiós que no nos dijimos,
mi universo teñido de cal
y de arena.

Mayo 2005 y Febrero 2006

Un alma vieja

A veces creo que soy un alma vieja, una mujer que nació siendo adulta, con un corazón lleno de nostalgia y melancolía que no deja de soñar. ¿Cómo explicar la emoción que provoca en mí una canción de Roberto Carlos? Desde pequeña escucho baladas, me las aprendía escuchando cantar a mi madre. Eso es ahora que escucho a Coldplay y Pink Floyd. Silvio y Mercedes igual aparecieron más tarde. Desde corta edad mi mundo perteneció a José José, Camilo Sesto, José Luis Perales, Alberto Cortez, Rocío Durcal y Juan Gabriel. Por mucho tiempo no sabía más que canciones e historias de amor.

Siento que mi nostalgia viene desde lejos, desde antes de mis luchas con el corazón y de probar lo dulce y amargo que puede ser la soledad. Talvez en mi vida anterior fui una mujer que amó demasiado.

A veces siento que he vivido miles de años. Como si supiera más de lo que sé en realidad, como si en mi existieran historias que no logro descifrar, besos que no recuerdo, lágrimas que el alma no ha borrado. ¿Cómo explicar mi afinidad con la gente mayor, mi preferencia por las noches de silencio y serenidad? Alguien una vez sugirió que debía ser más libre y suelta, tomar más riesgos y pensar menos. Y sí, a veces puedo hacer alguna locura y me lanzo a lo desconocido e incierto pero la mayoría de veces triunfa mi alma senil, aquella que se cuida y toma precausiones, la que no entiende de actitudes y comportamientos "modernos". Y es que esa soy yo, la mujer de sueños infinitos, de corazón apasionado y tímido que ama desde mucho antes de ser.

lunes, 27 de febrero de 2006

Con olor a coco y limón


Las doce y media. Increible lo que le puede hacer una baño de agua caliente a un cuerpo cansado. Acabo de bañarme con mi jabón de olor a coco, limón y verbena que tanto me gusta. Me ha dejado suspirando por la cálida arena de una playa y el ardiente sol del caribe. No debería estar dando estos detalles pero es que este olor a playa que llevo en el cuerpo me ha alegrado la noche. Ahora puedo dormir tranquila, sin pensar en nada mas que las olas del mar, los caracoles corriendo entre espumas y arena, el sol quemando mi piel salada. Creo que no hay lugar en el mundo donde me sienta más feliz que en una rica playa de mi Dominicana querida.

P.D.: Chicas, para el rico olor a playa, visiten a: Bath & Body Works.

domingo, 26 de febrero de 2006

Procrastinating

Estoy cansada. Este día no he hecho mas que tratar de estudiar y distraerme comiendo pizza. Creo que he aumentado unas cuantas libras este fin de semana. Pizza, Coca Cola, chocolates, agua y café. Esa ha sido mi dieta. Talvez si compartiera este apartamento con alguien me animaría a cocinar, o al menos a intentarlo, pero hacerlo tan sólo para mi es una pérdida de tiempo y de comida ya que no sé cocinar para una sóla persona. Ahora mismo tengo un vaso de leche con chocolate en la mano; al hablar de comida sentí la necesidad de seguir alimentando mi estómago de porquerías y pasé por la cocina. ¿Será ansiedad? Debe ser el examen para el cual estoy estudiando. Estoy harta de estudiar. Llevo años estudiando y apesar de mi hastío de alguna manera termino metiéndome en más cursos y programas. Al parecer me encanta complicarme la existencia. En fin, siguiendo con mi dieta, no sé como logro mantenerme por debajo de ciento viente libras y sin padecer anemia. No me gustan los vegetales y las ensaladas las como dependiendo de los ingredientes; sólo lechuga, tomates, maíz, queso, remolachas y pollo. Tampoco me gusta el sushi, ni la mayoría de los mariscos (si me encanta el salmón). De las frutas, sólo como naranja, guineo, piña (si estoy de humor para ello), mango (aveces), y... como que no me acuerdo de alguna otra. Sí, lo sé; soy complicadísima para comer. Mi madre siempre me ha dicho que como con los ojos. El pollo frito lo como con mucho gusto pero el guisado no. La zanahoria me gusta cruda pero cocinada no. El helado me gusta, pero sólo si tiene chocolate o si es de piña y coco. Me gustan las habichulas rojas pero no las negras ni las blancas. No me gusta la carne dentro de sopas o sancocho. Y del sanchocho sólo como el caldo y la yuca. Tampoco es que me encanten las sopas. Ahora, si me das una hamburguesa, unas papitas fritas, un plato de fettucini con salmón o a la carbonara, un pedazo de lasagna, una fajita de queso y pollo, una batida de chocolate o una piña colada, me haces feliz. Ah, y el vino tinto. ¡Cómo dejarlo!

¿Y a qué vino esta conversación sobre comida? La verdad es que hago cualquier cosa con tal de distraerme y no estudiar algo que no me gusta. Ciencia... eso no se inventó para mi. Qué me importa cuántos átomos hay en un no sé que. Háblenme de música, de pintura, de literatura, de cualquier tipo de arte pero no de ciencias o matemáticas.

Pero bueno, lo que quería decir es que este fin de semana no ha sido muy productivo. Hace mucho frío en las calles como para salir y no he podido ver la película que tengo pendiente a causa de ese bendito examen. Las cosas que hay que hacer en este vida para llegar a hacer algo con ella... Debo irme. Me espera un capítulo sobre energía y materia. A ver si logro descifrar lo que para mí podría ser un texto en chino y sería lo mismo.

jueves, 23 de febrero de 2006

Jack Vettriano

Hoy me topé en el New York Times con un artículo sobre el artista escocés Jack Vettriano (1951-). Sin saber quien era, la imagen de la pareja besándose llamó mi atención; parecía sacada de una revista o película. La segunda imagen me acordó a Julia Roberts en “Pretty Women” con su vestido rojo, lista para abordar el avión que la llevaría a ver su primera ópera junto a su galán Richard Gere.

Seguí buscando obras del artista y me encontré con una serie de imágenes que reflejan una cotidianidad elegante, al estilo hollywoodense o, como dice el artículo, parecen sacadas de una película al estilo film noir. ¿Cómo negar la similitud del caballero en la pintura “The Same Old Game” con el actor Humpfrey Bogart? Algunas de sus pinturas son eróticas, hasta el punto de considerarse pornográficas, según algunos. De lo que no hay duda es que sus pinturas son sensuales y tristes. Aún con el glamour de sus figuras, hay en muchos de ellos un vacío en sus miradas y un aparente silencio entre ellos, como si las palabras no fuesen necesarias ya que todo se ha dicho a travás de miradas o caricias. Pero este no es el caso para todas sus pinturas, en otras hay un romanticismo que invita a soñar, a querer ser ese hombre o mujer que baila en la playa o besa apasionadamente a su pareja.

Quizás Vettriano no sea el artista más original, especialmente después de que el pasado octubre saliera a la luz que sus obras fueron inspiradas o copiadas de un libro de pintura barato, pero es evidente que sus obras no dejan de tener su público y de ser hermosas tanto por sus colores como por las historias que sugieren sus personajes. Aqui algunas pinturas de Vettriano:




Carencia

Quiero extender mis manos y encontrar las tuyas, saberte cerca, saberte mío.

sábado, 18 de febrero de 2006

Celebrando a Marisela

Que rico es llegar a casa después de una larga noche. Apenas dormí cuatro horas ya que lo que iba ser un cumpleaño corto terminó en conversaciones y música hasta el amanecer. Me encanta estar con mis amigos pero siempre que nos juntamos sucede lo mismo, la noche se prolonga hasta el día siguiente para entonces levantarme tarde y perder la mitad de mi día. Ya son las dos de la tarde y apenas ahora estoy tomando café. Ya mi cuerpo no está para trasnoches; me siento cansada. Sin embargo, no puedo quejarme. Me reí muchísimo con las ocurrencias de Marisela, la mamá de mi amiga Johanna, quien estaba de cumpleaño. Marisela tiene más de cincuenta años pero es admirable su espíritu y buen humor. Cuando ella está presente no hace falta música, baile o cualquier tipo de distracción, ella, sus cuentos y risas basta para animar una fiesta. Ojalá yo tenga el mismo ánimo y alegria cuando tenga su edad.

En fin, hoy tenía pensado ponerme al día con mis cosas pero mi cuerpo está pidiendo cama. Así que tendré que tomar una siesta porque de lo contario no tendré fuerzas para asistir a otro cumpleaño esta noche. Cómo quisiera que los días fueran más largos...

martes, 14 de febrero de 2006

El amor

Para no quedar como una pesimista después del post de ayer, aquí los dejo con unas frases de amor que gustan mucho. Qué importa cómo termine este día, lo importante es no perder la fe y esperanza en aquello que mueve el mundo. Por cierto, la primera es mi favorita.


Es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Neruda.

El amor es un ardiente olvido de todo. Victor Hugo.

Menor es la carga cuando pensamos para qué y por quién luchamos. Juan Bosch.

Amar es transformar y transformarse, creer y luchar a diario por cualquier utopía. Marx.

Al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego, para no ver los obstáculos; con alas, para salvarlo. Benavente.

El amor nace, vive y muere en los ojos. Shakespeare.

El amor es la compensación de la muerte. Schopenhauer.

Amor: he aquí la única manera de escribir mundo con tan solo cuatro letras. Bretón de los Herreros.

Qué amor no nació que muriese olvidado? Lope de Vega.

No se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos. Saint-Exúpery.

El mundo no es una inmensa bola de mierda porque todavía hay una microscópica minoría que cree en el amor. García Márquez.

El amor que no vive en libertad, que no puede ir y volver, que no puede ser como quiere, que responde a un horario y a ciertos mandamientos previamente establecidos, es obligación, no amor. Gabriela Mistral.

Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producer amor en la persona amada. El amor es un acto de fe, y quien tiene poca fe también tiene poco amor. Erich Fromm.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13-4-7.

Tomado del libro "Mil Palabras de Amor". Ediciones D, Santo Domingo, 2000.

lunes, 13 de febrero de 2006

¡Ah! Otro día de San Valentin...

Mañana es día de San Valentín. Cómo si necesitara un motivo más para recordar que sigo sola...

Sucede que raramente he estado acompañada un catorce de febrero; hasta cuando he tenido pareja me la he pasado sola. En una ocasión tuve acompañante y hace ya seis o siete años desde entonces. Una vez tuve un novio que se le ocurrió ser militar y justo dos o tres semanas antes de San Valentín le tocó marcharse a las Fuerzas Armadas de San Isidro y no lo volví a ver sino hasta tres meses después.

A un segundo caballero se le enfermó la hija el mismo día 14. Qué destino...

A un tercero se le ocurrió estar de viaje durante lo que iba ser nuestro primer San Valentín juntos. De él sólo me llegaron unas rosas que pretendían calmar mi enojo y frustración. Con este mismo señor pasaron dos años más y en ambos, por alguna razón u otra igual terminaba sola. Ah, casi se me olvida... el año pasado no estuvimos juntos porque yo teníá clase (claro, ideal para él que también tenía otros planes) y como para completar el día, al llegar a casa me encontré con la cocina inhundada de agua a causa de una gotera. Las diez de la noche y tuve que ponerme a limpiar. Tremendo regalo...

Claro, hubo un tiempo en que las flores, año tras año, nunca faltaban; pero eso es porque vivía en Santiago y a decir verdad, en eso los caballeros de Santiago son muy distintos a los de Nueva York. No sé, quizás tenga algo que ver con las costumbres, o con el hecho de que los Dominicanos somos gente muy alegre y cariñosa y nos encanta tener algo que celebrar; hasta las chicas se envían flores y tarjetas unas a otras con motivo del día de la amistad.

Este año estaré sola, quizás porqué asi lo he decidido o porque simplemente ha de ser asi. Pero en fin, mañana iré a trabajar, luego iré a clase y llegaré a casa a las diez. Un horario perfecto para olvidar que supuestamente se celebra el amor. Talvez me anime a comprarle flores a mis compañeras de trabajo o a compararme chocolates a mi misma, de esos que vienen un una cajita de forma de corazón, como los prefería mi madre. Estoy segura que mañana ella recordará esos chocolates que mi padre le regalaba cada año y mi padre por su parte irá por los supermercados de Santiago en busca de uno. Al menos el pensar en el día de San Valentín me ha provocado una sonrisa. Quién lo diría...

domingo, 12 de febrero de 2006

Nevada en NY

Desde ayer está nevando; es la primera tormenta de nieve este invierno. Hasta esta semana no se habia sentido frio a decir verdad. La última vez que nevó me parece que fue a principios de diciembre. Ya que no puedo salir de casa a tomar mis propias fotos (no es que quiera hacerlo tampoco), aqui les dejo con unas fotos publicadas por el New York Times de hoy:

Jamás he visto a Times Square tan desolado.

Pareja en Central Park.

¿Quién dijo que esto sólo puede hacerse en las montañas?

Munch: Obras perdidas y otras en exhibición

En el New York Times de hoy hay un artículo recordando el robo de dos pinturas de Edvard Munch, artista expresionista de Noruega. El robo ocurrió en el 2004 en el Museo Munch , Noruega. Hasta el dia de hoy, aún no se sabe dónde están las obras apesar de encontrarse detenido un grupo de hombres que, según las autoridades, estaban involucrados en el hurto. Las obras desaparecidas son "El Grito" (1893) y “Madonna” (1894-95). De las dos, la primera es considerada por muchos como su mejor obra.

El artículo del New York Times es publicado unos días antes a la exhibición del Museo de Arte Moderno (MOMA). La exhibición comienza el 19 de Febrero y se titula “Edvard Munch: The modern life of the Soul" (La vida moderna del alma). Esta exhibicioón busca "representar cada fase de la carrera del artista mediante 87 pinturas y 50 trabajos en papel".

Origen de "El Grito":
Munch describió así la experiencia que lo llevó a pintar esta obra: "Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza". Tomado de Image and Art. Para ver más obras de Munch ir a esta página.

Aqui los dejo con un extracto del artículo del New York Times y una foto de los ladrones llevándose los cuadros:

February 12, 2006, Art
The Case of the Missing Munchs
By Sarah Lyall

THE thieves struck on the morning of Aug. 22, 2004, not long after the Munch Museum had opened. Many of the 80 or so visitors there were clustered in the ground-floor gallery, where the collection's most precious paintings were on display.
The late-summer Sunday doziness was broken by the sudden shouting presence of two men in balaclavas who burst in through the main entrance. They came so unexpectedly, so brazenly, that at first it was hard to know what was happening. Using a gun to force the museum guards to the ground — neither security guards nor police officers are routinely armed in Norway — the intruders wrenched two paintings from the main gallery wall. They treated them with so little care, banging one repeatedly against the ground to dislodge it from its frame, that witnesses spoke afterward of their shock at the brutality of the assault as much as of the theft itself.
The whole thing took less than five minutes, and by the time the police arrived the thieves had long since disappeared. So had two treasures from the museum's huge collection of works by the Norwegian expressionist Edvard Munch. One was "Madonna," a lush, erotic portrait of a long-haired, bare-breasted woman. The other was "The Scream," Munch's classic embodiment of existentialist horror, angst and despair.
The crime, and the ease with which it was pulled off, were seen across the country as a humiliating blow to Norway, which regards Munch's paintings — along with, perhaps, the music of Edvard Grieg and the plays of Henrik Ibsen — as among its most precious cultural assets. The police threw themselves into the job of finding the thieves, and the city of Oslo offered $386,000 for the paintings' return.
One and a half years on, six men stand accused of the crime; their trial is set to begin tomorrow. But the laborious, complicated investigation has stumbled in a fundamental and profoundly frustrating way. The police may have the thieves, but they don't have the paintings.
"It's no secret that we don't know where they are," Morten Hojem Ervik, the police prosecutor who is coordinating the case, acknowledged in an interview.
Sitting on a wooden bench outside an Oslo courthouse before yet another wearying pretrial hearing, Mr. Hojem Ervik tried valiantly to put a positive gloss on the situation. But the fact that the paintings are still at large is as much a source of embarrassment to Norwegians as is the original crime.
"These paintings are national treasures, but also international icons," Jorunn Christoffersen, director of communications at the Munch Museum, said in a recent interview.
Followers of this sort of crime may remember that "The Scream" was stolen once before, in 1994. But that was a different version, the one owned by the National Art Museum across town (there are four versions in all, each a slight variation of the others; one is in private hands and one is a work on paper). And that theft was risibly amateurish, involving a ladder propped up against a second-floor window and a thief so nervous he fell off, nearly braining his accomplice. Timing their crime for maximum public exposure on the morning of the first day of the Winter Olympics in Lillehammer, the thieves escaped with "The Scream" and left a snide little note behind. "Thanks for the poor security," it said.
That story had a happier conclusion. The police recovered the painting four months later after an elaborate undercover sting operation, and it once again hangs in the National Art Museum (away from the windows).
But the 2004 theft was slicker and more violent, and the ensuing investigation has proved to be that much more difficult. From the beginning, everything seemed to conspire against the investigators, starting with the glaring lack of security at the Munch Museum, which had not so much as a cordon to keep people away from the art on the walls. "As easy as robbing a kiosk," one police officer was quoted as telling reporters.
The police took so long to arrive that by the time they did, the crime scene had been contaminated with additional visitors, and many of the witnesses, including tourists sick of hanging around, had already left. Although the closed-circuit television cameras in front of the museum were working, they showed only grainy hooded figures moving swiftly across the grass — no help for identification purposes.
The police do know something of what happened next. Clutching the paintings, breaking off bits of their frames (and twice dropping "Madonna" on their way out), the thieves bundled into a black Audi idling outside and were driven away by an accomplice. They abandoned the car shortly thereafter, after spraying its interior with a fire extinguisher in an effort to obliterate forensic evidence. The police found it later that day.
[…] If the thieves were looking to make a splash, they certainly succeeded. Munch painted both works in the 1890's during a period of great, tortured creativity. "Madonna" (1893-94) is precious, but "The Scream" (1893) is part of the national psyche. Its arresting image — the strong, swirling brush strokes; the bold, vivid colors; the anguished skeletal figure at the center, his mouth frozen in a rictus of psychic pain — makes it one of the world's most recognizable paintings.
A favorite of tortured adolescents, of readers of Dostoyevsky and Schopenhauer, of anyone who has ever felt overwhelmed by the horrors of existence, "The Scream" has been widely appropriated in popular culture. It has been evoked by Macaulay Culkin in "Home Alone," turned into a brisk-selling line of inflatable plastic dolls and used on anti-Bush buttons (and toilet paper) in the 2004 election with the question, "Bush again?" (An exhibition, "Edvard Munch: The Modern Life of the Soul," is scheduled to open on Feb. 19 at the Museum of Modern Art.)
The worth of "The Scream" and "Madonna" together has been put at anywhere from $40 million to $100 million. But the reality is that such paintings are far too recognizable, and their histories too well known, to be sold openly.
"They're never going to come on the legitimate art market," said Sarah Jackson, recoveries and historical research director of the Art Loss Register, which keeps a database of some 160,000 stolen and looted artworks and antiques.
"Paintings like that are commonly sold for ransom purposes or as a tool for reducing your sentence if you're arrested for some other crime," said Detective Sgt. Vernon Rapley, commanding officer of Scotland Yard's art and antiques squad.
Many such pictures turn up years and even decades later, after they have passed through dozens of hands. Some never surface again.
The authorities say they know, at least, where the Munchs were hidden for a month after the theft: in a bus parked on farmland north of Oslo belonging to Thomas Nataas, a man said to be on the fringes of Oslo's criminal community.
In a recent interview with Reuters, Mr. Nataas, 25, who is to stand trial on charges of handling stolen goods — the other defendants face different charges — claimed that the paintings had been stashed in his bus, covered in plastic sheets, without his permission. (The police dispute that, saying he had allowed his bus to be used.) When the thieves finally told him they were there, Mr. Nataas says, he saw the paintings briefly, long enough to determine that "Madonna" had a small rip in it and that "The Scream" was undamaged.
[…] With six defendants awaiting trial, why can the police not persuade them to reveal where the lost Munchs are?
"The main reason is that they're terrified of retaliation," said Charles Hill, a former detective with Scotland Yard's art and antiques squad, who orchestrated the return of "The Scream" in 1994 and now works as an art recovery consultant. "If any of these guys talk, the criminals will go after their families."
[…]As for the museum, it closed after the robbery and reopened 10 months later, after a $6 million security overhaul. The galleries have been reconfigured to make it harder to get in. Visitors now walk through metal detectors.
[…] Speaking in the cafeteria, feet away from where the thieves entered the museum in 2004, Mrs. Christoffersen tried not to criticize the police, saying she believed they were doing the best they could. But a museum without its masterpiece is like a body without a limb.
"For us, the important thing is to have our paintings back," she said.

martes, 7 de febrero de 2006

A solas soy alguien. En la calle nadie...

Hay un poema de Gabriel Celaya que me gusta mucho porque apesar de ser un tanto triste, es justamente lo que se siente al recorrer las calles de una gran cuidad donde diariamente uno se encuentra con miles de personas y nadie sabe quien nuestro nombre, hacia donde vamos o de donde venimos. A nadie le importa nuestra historia, tristezas o alegrias. Estamos solo al compartir un ascensor con diez personas, solos cuando en el tren nos sentamos entre dos personas, solos al salir de la oficina y no hay con quien compartir un café. Completamente solos hasta llegar a casa, a nuestro refugio donde si somos alguien.

Aqui el poema de Celaya que, salvo el segundo verso, me encanta.

A solas soy alguien.
En la calle, nadie.

A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos papeles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.

En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.

A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.

A solas soy alguien.
En la calle, nadie
.

lunes, 6 de febrero de 2006

Gondola en Central Park

De las fotos que le he tomado a la cuidad de Nueva York, ésta es una de mis favoritas; irónicamente, es la que menos se parece a ella. Verano 2004

domingo, 5 de febrero de 2006

Miedo

Te miras en el espejo y notas lo mucho que has cambiado. No fue sino hasta hace poco que me te diste cuenta de que es cierto eso de que los años no pasan en vano. Siempre te dicen lo mismo, "No has cambiado en nada, estás igual a la última vez que nos vimos". Mentira. No sabes explicar con exactitud en qué ha cambiado tu rostro, pero sabes que no es el mismo. Para confirmar todo esto, ayer encontraste una hebra blanca en tu cabello. "Que vanidad!", dirán los demás. Si, sabes que en el mundo hay problemas más graves en que pensar, que dichosos aquellos que...., etc., etc. Sin embargo, te convences a ti misma de que en determinado momento, todos piensan en estas trivialidades. ¿Y cómo no evitarlo? ¿Cómo no evitar pensar en los cambios físicos que atraviesas cuando, después de pasar un día completo en la soledad de tu apartamento, te miras en el espejo sólo para encontrar que la imagen misma te grita "estás sola". Entonces te preguntas cuanto tiempo estarás asi, cuanto tiempo pasará antes de que tu corazón decida lanzarse, antes de que él encuentre ese "alguien" que esperas. El tiempo está corriendo, la vida te está pasando por el frente y no estás construyendo recuerdos para cuando llegue el momento de sacar cuentas.

Queriendo escuchar una voz confortante que aniquilara el silencio abrumador llamas a tu madre. ¿Cómo decirle de tu soledad? ¿Cómo decirle que extrañas su abrazo sin ponerte a llorar y de paso mortificarla? Hablas con ella con un nudo en la garganta; hablas pausadamente para evitar sollozar y tener que admitir tu tristeza. El tiempo está corriendo y no tienes a tu lado las personas que más amas en el mundo. ¿Cómo no pensar en los cambios, en la vueltas misteriosas que toma tu vida, en las noches de soledad que se repiten más veces de lo que querido? Ya no eres una niña pero cuánto quisieras serlo. Y si, reconoces estar comportándote como una cobarde, como alguien que teme enfrentar el futuro y busca refugio en una vida en que todo era menos complicado. Pero, ¿Qué importa que te tachen de cobarde? ¿Que importa admitir el miedo, el terror a llevar una vida vacia, a mirar hacia atrás un día y aceptar que dejaste pasar los días en vano? Tienes miedo. Ahi está. Esa es tu verdad.

Mulberry Street y un corte de pelo

Tomé el tren camino a Manhattan. Tenia una cita a las 1:00pm en un salón localizado en la calle Clinton, en el East Village. No lo conocía ni me había dado cuenta de lo lejos que estaba de la salida del tren. Estaba lloviendo. ¿A quién se le ocurre ponerse unas botas de tacón alto cuando está lloviendo y tiene tanto que caminar? Sólo a mi. Llegué al salón con los pies adoloridos por no verificar la dirección en el internet antes de salir. Pero recorrer la calle Houston fue interesante: muchos bares y cafés, el cine donde vi "Raising Victor Vargas" por primera vez y la calle donde vivia mi abuelo cuando era una niña. Claro, en ese tiempo la renta no era tan cara y esa parte de Manhattan no era tan comercial y popular como es ahora.

No sé porqué recuerdo con tanta claridad el apartamento donde vivían mis abuelos maternos en la calle Mulberry. El apartamento quedaba en un segundo piso y al entrar lo primero que se veía era el fregadero (de esos blancos de cerámica) ya que la entrada quedaba en la cocina, cuyas paredes estaban pintadas de azul claro (creo). Habían dos habitaciones, una a mano derecho de la cocina y la otra a mano derecha, justo al lado de la sala. Era un apartamento pequeño, como la mayoría de las viviendas en esta cuidad. Recuerdo unos unos mueblos color vino, de pana. (En la foto: el edicio del centro es donde vivian mis abuelos, en el 2do piso, a mano izquierda)

Frente al edificio está el Puck Building. Cuando niña, ese edificio era todo un misterio para mi. Siempre habían actividades en él pero, apesar de sus gigantescas ventanas, no lograba ver nada de su interior. En la misma acera del edificio donde vivía mi abuelo está un centro donde mi tio César (Felo) se casó y por alguna razón también tengo un vago recuerdo de esa boda. Algo que nunca se me olvida eran las fiestas italianas que se hacían (y que aún se celebran) en "Little Italy" (la pequeña Italia), en el barrio Italiano que quedaba a unas cuadras de mis abuelos. Recuerdo la multitud, la comida y las decoraciones rojas, verdes y blancas que prendian desde los postes y que de noche iluminaban las calles. Recuerdo una bodega hispana que habia en la esquina y donde comprábamos papitas y refrescos asi como un restaurante que tenia mi tio Manuel (cariñosamente "Papi", como le dice la gente) y que me parece quedaba a una cuadra. No sé cuando fue la última vez que visité ese apartamento. Mis abuelos regresaron a la República Dominicana mucho antes de yo ir a vivir allá. De seguro mi madre tiene muchos recuerdos de él.

Pero en fin, volviendo a la calle Houston y el salón, tardé mucho en llegar pero cuando alcancé el East Village me encontré con una parte de Manhattan que desconocía. Cada vez que encuentro algo nuevo en esta cuidad no puedo evitar el sorprenderme y sentirme emocionada; y es que, es asombroso la diversidad de esta pequeña isla, la excentricidad de mucha de su gente y de sus bares, tiendas, cafés y restaurantes. Me encontré con unos cuantos hispanos y hasta un restaurante Dominicano, llamado "El Cibaeño". Estaba tarde para mi cita y por eso no pude tomar fotos de todo cuanto llamó mi atención.

Llegué al fin a mi destino y terminé con un nuevo "look". A ver si se me pega algo bueno con el cambio.

En la foto: la Calle Houston con Lafayette vista desde la esquina de Mulberry.

sábado, 4 de febrero de 2006

10:40am

10:40am. Acabo de levantarme. Necesitaba tanto poder dormir hasta tarde sin preocupaciones, sin la prisa de tener que llegar a alguna parte, saber que nada ni nadie me espera. Después de una semana agotadora, el dormir tranquilamente por horas me ha devuelto las fuerzas para seguir.

Dentro de un par de horas saldré para el salón a cortarme el cabello. No soy muy amiga de los salones de belleza ya que no soporto el sentarme a esperar; es una pérdida de tiempo. Pero mi cabello está demasiado largo (llega hasta el fina de mi espalda) y ya no puedo con él. Además, un cambio me hará bien.

Al regresar del salón tengo una cena que asistir. Hoy será un buen dia. No importa que esté lloviendo.

viernes, 3 de febrero de 2006

Una nueva canción

¿Qué buscas al tocar mi puerta? ¿Porqué insistes en reclamar lo que fue tuyo y dejaste por tu egoismo? ¿Para que remover la tierra seca? ¿Serás acaso tan iluso como para creer que mi vida sin ti no es más que hueco, una pesadilla de la cual no logro despertar si no es con tus besos? Te equivocas.

Mi vida ha seguido su cauce, esta vez en aguas limpias y transparentes, claras como el horizonte que le guia. Mi vida ahora puede escuchar el rumor de sus aguas sin confundirse con tu eco, sin encontrarse con tus rocas y tormentas. Ella no necesita de tu aire para respirar, no necesita de tu abrigo o tu sombra. Su refugio está en las noches serenas y el silencio de los dias.

Sigue tu camino y déjame econtrar el mio. El tocar mi puerta no cambiará el curso de las cosas ya que mi corazón ha cerrado su portal, ha creado muros contra ti y en silencio canta una nueva canción.

miércoles, 1 de febrero de 2006

Muerte de mis versos

En varias ocasiones he querido sentarme a escribir, mas no he podido. He querido contar lo que sentí al ver "The Lover", pelicula basada en la novela de Marguerite Duras; la emoción que me provocó la pelicula "Pink Floyd, The Wall"; lo contenta que estoy con una de mis clases; la nostalgia que sentí anoche cuando al llegar a casa sentí el peso del silencio; la tranquilidad que me causa el reencuentro con mi amiga Johanna; entre otras cosas. Los días se me han hecho cortos y las cosas en la oficina se han complicado.

Ahora mismo son las una y media de la mañana, tengo sueño, estoy cansada. Pensaba escribir un poco pero se han esfumado las ideas y no hay ánimo para mucho. Por lo tanto, los dejo con un poema que escribí una tarde hace cinco años cuando, sintiendo algo similar a lo que siento ahora, pensaba en mi incapacidad de volver a escribir un verso.


Muerte de mis versos

Fluyeron las palabras
en la tormentosa corriente
de lo que fue mi río.
Cuidaron de sus riberas
el verdor del monte.
Fue su canto hogar del alba,
alimento del día.

De sus aguas emergieron mis versos,
brotaron efusivas las palabras,
recorrieron el caudal con sus aletas
cual pez en huida;
mas fueron presas del silencio.

Murieron los efluvios, las voces, mis versos.
No hay musa que aflore
el callado sentir de mi río.
Han tallado los árboles que le guardaban,
y el alba... cuán ingrato fue.
Se llevó consigo las mariposas
la calidez de su aura,
el canto de mi azul.
Se secó el cauce de mi río
y en la aridez del mortal silencio
yace mi voz.

La sequedad le amenaza
y ella sólo reclama la humedad de un beso.
Un beso que despierte las voces dormidas,
rocío que devuelva la vida a mis versos.
Una llovizna, si,
tan sólo un poco de lluvia que moje sus labios
y florezcan las palabras,
un poco de lluvia que salve mi poesía.