martes, 28 de febrero de 2006
Repartición
el vacío de tus palabras.
Al mar le devuelvo las lágrimas,
la sal de tu cuerpo
que aún habita en mis poros,
el anhelo, la tristeza.
Al poniente le doy tu risa,
la media luna que una vez
llenó mis días
de sosiego y penumbra.
A las nubes les regalo
tu verdad,
aquella que desconozco
y creí blanca
como las estrellas
que aguardaban tu silencio,
como el soplo que
esperanzaba
mi vientre,
calmaba mis ansias
y mitigaba mis dudas.
A la noche le regalo
el vacío de mi lecho,
el sabio roce de tus manos,
los sinsabores, las risas,
el adiós que no nos dijimos,
mi universo teñido de cal
y de arena.
Mayo 2005 y Febrero 2006
Un alma vieja
Siento que mi nostalgia viene desde lejos, desde antes de mis luchas con el corazón y de probar lo dulce y amargo que puede ser la soledad. Talvez en mi vida anterior fui una mujer que amó demasiado.
A veces siento que he vivido miles de años. Como si supiera más de lo que sé en realidad, como si en mi existieran historias que no logro descifrar, besos que no recuerdo, lágrimas que el alma no ha borrado. ¿Cómo explicar mi afinidad con la gente mayor, mi preferencia por las noches de silencio y serenidad? Alguien una vez sugirió que debía ser más libre y suelta, tomar más riesgos y pensar menos. Y sí, a veces puedo hacer alguna locura y me lanzo a lo desconocido e incierto pero la mayoría de veces triunfa mi alma senil, aquella que se cuida y toma precausiones, la que no entiende de actitudes y comportamientos "modernos". Y es que esa soy yo, la mujer de sueños infinitos, de corazón apasionado y tímido que ama desde mucho antes de ser.
lunes, 27 de febrero de 2006
Con olor a coco y limón
Las doce y media. Increible lo que le puede hacer una baño de agua caliente a un cuerpo cansado. Acabo de bañarme con mi jabón de olor a coco, limón y verbena que tanto me gusta. Me ha dejado suspirando por la cálida arena de una playa y el ardiente sol del caribe. No debería estar dando estos detalles pero es que este olor a playa que llevo en el cuerpo me ha alegrado la noche. Ahora puedo dormir tranquila, sin pensar en nada mas que las olas del mar, los caracoles corriendo entre espumas y arena, el sol quemando mi piel salada. Creo que no hay lugar en el mundo donde me sienta más feliz que en una rica playa de mi Dominicana querida.
P.D.: Chicas, para el rico olor a playa, visiten a: Bath & Body Works.
domingo, 26 de febrero de 2006
Procrastinating
jueves, 23 de febrero de 2006
Jack Vettriano
Seguí buscando obras del artista y me encontré con una serie de imágenes que reflejan una cotidianidad elegante, al estilo hollywoodense o, como dice el artículo, parecen sacadas de una película al estilo film noir. ¿Cómo negar la similitud del caballero en la pintura “The Same Old Game” con el actor Humpfrey Bogart? Algunas de sus pinturas son eróticas, hasta el punto de considerarse pornográficas, según algunos. De lo que no hay duda es que sus pinturas son sensuales y tristes. Aún con el glamour de sus figuras, hay en muchos de ellos un vacío en sus miradas y un aparente silencio entre ellos, como si las palabras no fuesen necesarias ya que todo se ha dicho a travás de miradas o caricias. Pero este no es el caso para todas sus pinturas, en otras hay un romanticismo que invita a soñar, a querer ser ese hombre o mujer que baila en la playa o besa apasionadamente a su pareja.
Quizás Vettriano no sea el artista más original, especialmente después de que el pasado octubre saliera a la luz que sus obras fueron inspiradas o copiadas de un libro de pintura barato, pero es evidente que sus obras no dejan de tener su público y de ser hermosas tanto por sus colores como por las historias que sugieren sus personajes. Aqui algunas pinturas de Vettriano:
sábado, 18 de febrero de 2006
Celebrando a Marisela
En fin, hoy tenía pensado ponerme al día con mis cosas pero mi cuerpo está pidiendo cama. Así que tendré que tomar una siesta porque de lo contario no tendré fuerzas para asistir a otro cumpleaño esta noche. Cómo quisiera que los días fueran más largos...
martes, 14 de febrero de 2006
El amor
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Neruda.
El amor es un ardiente olvido de todo. Victor Hugo.
Menor es la carga cuando pensamos para qué y por quién luchamos. Juan Bosch.
Amar es transformar y transformarse, creer y luchar a diario por cualquier utopía. Marx.
Al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego, para no ver los obstáculos; con alas, para salvarlo. Benavente.
El amor nace, vive y muere en los ojos. Shakespeare.
El amor es la compensación de la muerte. Schopenhauer.
Amor: he aquí la única manera de escribir mundo con tan solo cuatro letras. Bretón de los Herreros.
Qué amor no nació que muriese olvidado? Lope de Vega.
No se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos. Saint-Exúpery.
El mundo no es una inmensa bola de mierda porque todavía hay una microscópica minoría que cree en el amor. García Márquez.
El amor que no vive en libertad, que no puede ir y volver, que no puede ser como quiere, que responde a un horario y a ciertos mandamientos previamente establecidos, es obligación, no amor. Gabriela Mistral.
Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producer amor en la persona amada. El amor es un acto de fe, y quien tiene poca fe también tiene poco amor. Erich Fromm.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13-4-7.
Tomado del libro "Mil Palabras de Amor". Ediciones D, Santo Domingo, 2000.
lunes, 13 de febrero de 2006
¡Ah! Otro día de San Valentin...
Sucede que raramente he estado acompañada un catorce de febrero; hasta cuando he tenido pareja me la he pasado sola. En una ocasión tuve acompañante y hace ya seis o siete años desde entonces. Una vez tuve un novio que se le ocurrió ser militar y justo dos o tres semanas antes de San Valentín le tocó marcharse a las Fuerzas Armadas de San Isidro y no lo volví a ver sino hasta tres meses después.
A un segundo caballero se le enfermó la hija el mismo día 14. Qué destino...
A un tercero se le ocurrió estar de viaje durante lo que iba ser nuestro primer San Valentín juntos. De él sólo me llegaron unas rosas que pretendían calmar mi enojo y frustración. Con este mismo señor pasaron dos años más y en ambos, por alguna razón u otra igual terminaba sola. Ah, casi se me olvida... el año pasado no estuvimos juntos porque yo teníá clase (claro, ideal para él que también tenía otros planes) y como para completar el día, al llegar a casa me encontré con la cocina inhundada de agua a causa de una gotera. Las diez de la noche y tuve que ponerme a limpiar. Tremendo regalo...
Claro, hubo un tiempo en que las flores, año tras año, nunca faltaban; pero eso es porque vivía en Santiago y a decir verdad, en eso los caballeros de Santiago son muy distintos a los de Nueva York. No sé, quizás tenga algo que ver con las costumbres, o con el hecho de que los Dominicanos somos gente muy alegre y cariñosa y nos encanta tener algo que celebrar; hasta las chicas se envían flores y tarjetas unas a otras con motivo del día de la amistad.
Este año estaré sola, quizás porqué asi lo he decidido o porque simplemente ha de ser asi. Pero en fin, mañana iré a trabajar, luego iré a clase y llegaré a casa a las diez. Un horario perfecto para olvidar que supuestamente se celebra el amor. Talvez me anime a comprarle flores a mis compañeras de trabajo o a compararme chocolates a mi misma, de esos que vienen un una cajita de forma de corazón, como los prefería mi madre. Estoy segura que mañana ella recordará esos chocolates que mi padre le regalaba cada año y mi padre por su parte irá por los supermercados de Santiago en busca de uno. Al menos el pensar en el día de San Valentín me ha provocado una sonrisa. Quién lo diría...
domingo, 12 de febrero de 2006
Nevada en NY
Jamás he visto a Times Square tan desolado.
Pareja en Central Park.
¿Quién dijo que esto sólo puede hacerse en las montañas?
Munch: Obras perdidas y otras en exhibición
El artículo del New York Times es publicado unos días antes a la exhibición del Museo de Arte Moderno (MOMA). La exhibición comienza el 19 de Febrero y se titula “Edvard Munch: The modern life of the Soul" (La vida moderna del alma). Esta exhibicioón busca "representar cada fase de la carrera del artista mediante 87 pinturas y 50 trabajos en papel".
The Case of the Missing Munchs
THE thieves struck on the morning of Aug. 22, 2004, not long after the Munch Museum had opened. Many of the 80 or so visitors there were clustered in the ground-floor gallery, where the collection's most precious paintings were on display.
The late-summer Sunday doziness was broken by the sudden shouting presence of two men in balaclavas who burst in through the main entrance. They came so unexpectedly, so brazenly, that at first it was hard to know what was happening. Using a gun to force the museum guards to the ground — neither security guards nor police officers are routinely armed in Norway — the intruders wrenched two paintings from the main gallery wall. They treated them with so little care, banging one repeatedly against the ground to dislodge it from its frame, that witnesses spoke afterward of their shock at the brutality of the assault as much as of the theft itself.
The whole thing took less than five minutes, and by the time the police arrived the thieves had long since disappeared. So had two treasures from the museum's huge collection of works by the Norwegian expressionist Edvard Munch. One was "Madonna," a lush, erotic portrait of a long-haired, bare-breasted woman. The other was "The Scream," Munch's classic embodiment of existentialist horror, angst and despair.
The crime, and the ease with which it was pulled off, were seen across the country as a humiliating blow to Norway, which regards Munch's paintings — along with, perhaps, the music of Edvard Grieg and the plays of Henrik Ibsen — as among its most precious cultural assets. The police threw themselves into the job of finding the thieves, and the city of Oslo offered $386,000 for the paintings' return.
One and a half years on, six men stand accused of the crime; their trial is set to begin tomorrow. But the laborious, complicated investigation has stumbled in a fundamental and profoundly frustrating way. The police may have the thieves, but they don't have the paintings.
"It's no secret that we don't know where they are," Morten Hojem Ervik, the police prosecutor who is coordinating the case, acknowledged in an interview.
Sitting on a wooden bench outside an Oslo courthouse before yet another wearying pretrial hearing, Mr. Hojem Ervik tried valiantly to put a positive gloss on the situation. But the fact that the paintings are still at large is as much a source of embarrassment to Norwegians as is the original crime.
"These paintings are national treasures, but also international icons," Jorunn Christoffersen, director of communications at the Munch Museum, said in a recent interview.
Followers of this sort of crime may remember that "The Scream" was stolen once before, in 1994. But that was a different version, the one owned by the National Art Museum across town (there are four versions in all, each a slight variation of the others; one is in private hands and one is a work on paper). And that theft was risibly amateurish, involving a ladder propped up against a second-floor window and a thief so nervous he fell off, nearly braining his accomplice. Timing their crime for maximum public exposure on the morning of the first day of the Winter Olympics in Lillehammer, the thieves escaped with "The Scream" and left a snide little note behind. "Thanks for the poor security," it said.
That story had a happier conclusion. The police recovered the painting four months later after an elaborate undercover sting operation, and it once again hangs in the National Art Museum (away from the windows).
But the 2004 theft was slicker and more violent, and the ensuing investigation has proved to be that much more difficult. From the beginning, everything seemed to conspire against the investigators, starting with the glaring lack of security at the Munch Museum, which had not so much as a cordon to keep people away from the art on the walls. "As easy as robbing a kiosk," one police officer was quoted as telling reporters.
The police took so long to arrive that by the time they did, the crime scene had been contaminated with additional visitors, and many of the witnesses, including tourists sick of hanging around, had already left. Although the closed-circuit television cameras in front of the museum were working, they showed only grainy hooded figures moving swiftly across the grass — no help for identification purposes.
The police do know something of what happened next. Clutching the paintings, breaking off bits of their frames (and twice dropping "Madonna" on their way out), the thieves bundled into a black Audi idling outside and were driven away by an accomplice. They abandoned the car shortly thereafter, after spraying its interior with a fire extinguisher in an effort to obliterate forensic evidence. The police found it later that day.
[…] If the thieves were looking to make a splash, they certainly succeeded. Munch painted both works in the 1890's during a period of great, tortured creativity. "Madonna" (1893-94) is precious, but "The Scream" (1893) is part of the national psyche. Its arresting image — the strong, swirling brush strokes; the bold, vivid colors; the anguished skeletal figure at the center, his mouth frozen in a rictus of psychic pain — makes it one of the world's most recognizable paintings.
A favorite of tortured adolescents, of readers of Dostoyevsky and Schopenhauer, of anyone who has ever felt overwhelmed by the horrors of existence, "The Scream" has been widely appropriated in popular culture. It has been evoked by Macaulay Culkin in "Home Alone," turned into a brisk-selling line of inflatable plastic dolls and used on anti-Bush buttons (and toilet paper) in the 2004 election with the question, "Bush again?" (An exhibition, "Edvard Munch: The Modern Life of the Soul," is scheduled to open on Feb. 19 at the Museum of Modern Art.)
The worth of "The Scream" and "Madonna" together has been put at anywhere from $40 million to $100 million. But the reality is that such paintings are far too recognizable, and their histories too well known, to be sold openly.
"They're never going to come on the legitimate art market," said Sarah Jackson, recoveries and historical research director of the Art Loss Register, which keeps a database of some 160,000 stolen and looted artworks and antiques.
"Paintings like that are commonly sold for ransom purposes or as a tool for reducing your sentence if you're arrested for some other crime," said Detective Sgt. Vernon Rapley, commanding officer of Scotland Yard's art and antiques squad.
Many such pictures turn up years and even decades later, after they have passed through dozens of hands. Some never surface again.
The authorities say they know, at least, where the Munchs were hidden for a month after the theft: in a bus parked on farmland north of Oslo belonging to Thomas Nataas, a man said to be on the fringes of Oslo's criminal community.
In a recent interview with Reuters, Mr. Nataas, 25, who is to stand trial on charges of handling stolen goods — the other defendants face different charges — claimed that the paintings had been stashed in his bus, covered in plastic sheets, without his permission. (The police dispute that, saying he had allowed his bus to be used.) When the thieves finally told him they were there, Mr. Nataas says, he saw the paintings briefly, long enough to determine that "Madonna" had a small rip in it and that "The Scream" was undamaged.
[…] With six defendants awaiting trial, why can the police not persuade them to reveal where the lost Munchs are?
"The main reason is that they're terrified of retaliation," said Charles Hill, a former detective with Scotland Yard's art and antiques squad, who orchestrated the return of "The Scream" in 1994 and now works as an art recovery consultant. "If any of these guys talk, the criminals will go after their families."
[…]As for the museum, it closed after the robbery and reopened 10 months later, after a $6 million security overhaul. The galleries have been reconfigured to make it harder to get in. Visitors now walk through metal detectors.
[…] Speaking in the cafeteria, feet away from where the thieves entered the museum in 2004, Mrs. Christoffersen tried not to criticize the police, saying she believed they were doing the best they could. But a museum without its masterpiece is like a body without a limb.
"For us, the important thing is to have our paintings back," she said.
martes, 7 de febrero de 2006
A solas soy alguien. En la calle nadie...
Aqui el poema de Celaya que, salvo el segundo verso, me encanta.
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos papeles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.
En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.
A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
lunes, 6 de febrero de 2006
Gondola en Central Park
domingo, 5 de febrero de 2006
Miedo
Queriendo escuchar una voz confortante que aniquilara el silencio abrumador llamas a tu madre. ¿Cómo decirle de tu soledad? ¿Cómo decirle que extrañas su abrazo sin ponerte a llorar y de paso mortificarla? Hablas con ella con un nudo en la garganta; hablas pausadamente para evitar sollozar y tener que admitir tu tristeza. El tiempo está corriendo y no tienes a tu lado las personas que más amas en el mundo. ¿Cómo no pensar en los cambios, en la vueltas misteriosas que toma tu vida, en las noches de soledad que se repiten más veces de lo que querido? Ya no eres una niña pero cuánto quisieras serlo. Y si, reconoces estar comportándote como una cobarde, como alguien que teme enfrentar el futuro y busca refugio en una vida en que todo era menos complicado. Pero, ¿Qué importa que te tachen de cobarde? ¿Que importa admitir el miedo, el terror a llevar una vida vacia, a mirar hacia atrás un día y aceptar que dejaste pasar los días en vano? Tienes miedo. Ahi está. Esa es tu verdad.
Mulberry Street y un corte de pelo
No sé porqué recuerdo con tanta claridad el apartamento donde vivían mis abuelos maternos en la calle Mulberry. El apartamento quedaba en un segundo piso y al entrar lo primero que se veía era el fregadero (de esos blancos de cerámica) ya que la entrada quedaba en la cocina, cuyas paredes estaban pintadas de azul claro (creo). Habían dos habitaciones, una a mano derecho de la cocina y la otra a mano derecha, justo al lado de la sala. Era un apartamento pequeño, como la mayoría de las viviendas en esta cuidad. Recuerdo unos unos mueblos color vino, de pana. (En la foto: el edicio del centro es donde vivian mis abuelos, en el 2do piso, a mano izquierda)
Frente al edificio está el Puck Building. Cuando niña, ese edificio era todo un misterio para mi. Siempre habían actividades en él pero, apesar de sus gigantescas ventanas, no lograba ver nada de su interior. En la misma acera del edificio donde vivía mi abuelo está un centro donde mi tio César (Felo) se casó y por alguna razón también tengo un vago recuerdo de esa boda. Algo que nunca se me olvida eran las fiestas italianas que se hacían (y que aún se celebran) en "Little Italy" (la pequeña Italia), en el barrio Italiano que quedaba a unas cuadras de mis abuelos. Recuerdo la multitud, la comida y las decoraciones rojas, verdes y blancas que prendian desde los postes y que de noche iluminaban las calles. Recuerdo una bodega hispana que habia en la esquina y donde comprábamos papitas y refrescos asi como un restaurante que tenia mi tio Manuel (cariñosamente "Papi", como le dice la gente) y que me parece quedaba a una cuadra. No sé cuando fue la última vez que visité ese apartamento. Mis abuelos regresaron a la República Dominicana mucho antes de yo ir a vivir allá. De seguro mi madre tiene muchos recuerdos de él.
Pero en fin, volviendo a la calle Houston y el salón, tardé mucho en llegar pero cuando alcancé el East Village me encontré con una parte de Manhattan que desconocía. Cada vez que encuentro algo nuevo en esta cuidad no puedo evitar el sorprenderme y sentirme emocionada; y es que, es asombroso la diversidad de esta pequeña isla, la excentricidad de mucha de su gente y de sus bares, tiendas, cafés y restaurantes. Me encontré con unos cuantos hispanos y hasta un restaurante Dominicano, llamado "El Cibaeño". Estaba tarde para mi cita y por eso no pude tomar fotos de todo cuanto llamó mi atención.
Llegué al fin a mi destino y terminé con un nuevo "look". A ver si se me pega algo bueno con el cambio.
En la foto: la Calle Houston con Lafayette vista desde la esquina de Mulberry.
sábado, 4 de febrero de 2006
10:40am
viernes, 3 de febrero de 2006
Una nueva canción
miércoles, 1 de febrero de 2006
Muerte de mis versos
Ahora mismo son las una y media de la mañana, tengo sueño, estoy cansada. Pensaba escribir un poco pero se han esfumado las ideas y no hay ánimo para mucho. Por lo tanto, los dejo con un poema que escribí una tarde hace cinco años cuando, sintiendo algo similar a lo que siento ahora, pensaba en mi incapacidad de volver a escribir un verso.
Muerte de mis versos
Fluyeron las palabras
en la tormentosa corriente
de lo que fue mi río.
Cuidaron de sus riberas
el verdor del monte.
Fue su canto hogar del alba,
alimento del día.
De sus aguas emergieron mis versos,
brotaron efusivas las palabras,
recorrieron el caudal con sus aletas
cual pez en huida;
mas fueron presas del silencio.
Murieron los efluvios, las voces, mis versos.
No hay musa que aflore
el callado sentir de mi río.
Han tallado los árboles que le guardaban,
y el alba... cuán ingrato fue.
Se llevó consigo las mariposas
la calidez de su aura,
el canto de mi azul.
Se secó el cauce de mi río
y en la aridez del mortal silencio
yace mi voz.
La sequedad le amenaza
y ella sólo reclama la humedad de un beso.
Un beso que despierte las voces dormidas,
rocío que devuelva la vida a mis versos.
Una llovizna, si,
tan sólo un poco de lluvia que moje sus labios
y florezcan las palabras,
un poco de lluvia que salve mi poesía.