Wao, Joanne. Esa línea es reveladora, hermosa, sugerente... una invitación. Imagino que tienes a todos los lectores masculinos de este blog alborotados.
Hay poemas con los que uno no quisiera encontrarse a ciertas horas. Necesarios, para purgar el alma, acaso como éste, de la Pizarnik:
Y aún me atrevo a amar el sonido de la luz en una hora muerta, el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo. Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
Y hay otros, como el de Joanne, que persiguen, que denuncian, que reclaman; poemas que se arrojan con esperanza, como botella al mar, extendiendo con ellos las manos, la mirada, buscando, queriendo saber, encontrar, ser parte, integrar, desde la candidez del alma… Y uno quisiera creer entonces, salvaguardarse un poco del tiempo repitiendo: Bienaventurados los que anhelan, los que tienen sed, porque ellos, tarde o temprano, serán saciados.
No sé si los chicos estarán alborotados, ojalá que no. Al parecer, al igual que Joel te pareció una invitación, hmmmm.... Será que inconcientemente estoy invitando a alguien?
Talvez estoy diciendo demasiado en pocas palabras, ay dios...
Besotes para ti, Joanne -----------------------------------
Hola Peregrino,
Qué lindo comentario y qué positivismo. Aveces la tristeza o nostalgia no permite ver más allá de nuestra angustia. Me agrada pensar que nosotros, los que tenemos sed, sabremos saciarla un día. Gracias por darme esperanzas.
Me acordaste la película "Message in a bottle" (Mensaje en una botella). Ojalá alguien me escuche y quiera tomar mi mano, caminar conmigo y saciar esta sed.
Por cierto, no conocía el poema que citas. Es hermoso y muy triste.
Uhmm.
ResponderEliminarQue manos!
Que deseos!
Que proposicion!
Cualquiera se autoinvita!
un saludo, querida joanne.
Está hermoso, curiosamente estoy escribiendo algo así.
ResponderEliminarParece una canción de esas que nunca sonarán...
E.
Hermosa frase.
ResponderEliminarHuele a nostalgia de lo que no fué.
Saludos!
Wao, Joanne.
ResponderEliminarEsa línea es reveladora, hermosa, sugerente... una invitación.
Imagino que tienes a todos los lectores masculinos de este blog alborotados.
Ro
Hay poemas con los que uno no quisiera encontrarse a ciertas horas. Necesarios, para purgar el alma, acaso como éste, de la Pizarnik:
ResponderEliminarY aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
Y hay otros, como el de Joanne, que persiguen, que denuncian, que reclaman; poemas que se arrojan con esperanza, como botella al mar, extendiendo con ellos las manos, la mirada, buscando, queriendo saber, encontrar, ser parte, integrar, desde la candidez del alma… Y uno quisiera creer entonces, salvaguardarse un poco del tiempo repitiendo: Bienaventurados los que anhelan, los que tienen sed, porque ellos, tarde o temprano, serán saciados.
jaja, Joel.
ResponderEliminarNo lo había imaginado como una proposición, más bien como un grito de nostalgia.
Saludos y abrazos para ti,
Joanne
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Una canción que nunca sonará... Me gusta esa idea Emmanuel. Porqué estamos tan nostálgicos en estos díás?
Gracias querido Emmanuel por siempre estar presente,
Joanne
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Hola Charruita,
Tienes razón, es pura nostalgia... de lo que fue y de lo que no fue.
Saludos,
Joanne
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Hola Ro!
No sé si los chicos estarán alborotados, ojalá que no. Al parecer, al igual que Joel te pareció una invitación, hmmmm.... Será que inconcientemente estoy invitando a alguien?
Talvez estoy diciendo demasiado en pocas palabras, ay dios...
Besotes para ti,
Joanne
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Hola Peregrino,
Qué lindo comentario y qué positivismo. Aveces la tristeza o nostalgia no permite ver más allá de nuestra angustia. Me agrada pensar que nosotros, los que tenemos sed, sabremos saciarla un día. Gracias por darme esperanzas.
Me acordaste la película "Message in a bottle" (Mensaje en una botella). Ojalá alguien me escuche y quiera tomar mi mano, caminar conmigo y saciar esta sed.
Por cierto, no conocía el poema que citas. Es hermoso y muy triste.
Gracias por visitarme,
Joanne