La aurora se negó a salvarla
de la noche y sus garras.
Prefirió aliarse
y terminar de arrancarle el alma,
sacudir la poca esperanza
que en ella aguardaba
el corazón.
De ella quedaron los despojos,
vísceras dejadas al sol,
alimento de hormigas y ratas
que han de beber la sangre
rancia,
vieja y cuajada
como las algas milenarias
que envuelven los arrecifes
y tiñen de negro el mar.
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ResponderEliminarMe he preguntado ¿cómo el Ángel te tiño los ojos de cielo? o ¿era el reflejo de este mar en tus ojos?...
ResponderEliminarYa sé que mis ojos no se iluminarán más con Tu sonrisa...
* Búscame en tus Silencios...
De cada una de nosotras luego de un huracan solo quedan trizas. Hermosos versos, tristes pero tan hermosos.
ResponderEliminar... despojos que aun asi, dan vida, sirviendo de alimento a otros.
ResponderEliminarSaludos
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
¿Qué auroras habrán de salvar la esperanza?
ResponderEliminar“De ella quedaron los despojos,
vísceras dejadas al sol,
alimento de hormigas y ratas…”
La poesía es eso que queda entre la palabra y el ser:
La imagen de la lucidez desgarradora. Esa extraña sustancia de la que te desprendes, los despojos, y esa que queda, el contraste en la penumbra: tú, la belleza.
Tristeza comprimida en un par de versos. no hay mucho que decir si todo lo has dejado dicho. Bonitas lineas, evocan sensibilidad en el alma.
ResponderEliminarQuerida Joanne:
ResponderEliminarEste es uno de los poemas más ambigüos que te he leído.
Como dice Yazi, hay mucha tristeza comprimida en un par de versos. También hay un desgarre, como si frente al mar te hubieras arrancado la piel.
Me gusta mucho la segundo estrofa.