domingo, 5 de marzo de 2006

El Puerto

He aqui un texto de Charles Baudelaire que me gusta mucho. Hace poco lo volví a leer después de muchos años y me identifiqué con él; no solo porque igual creo en la tranquilidad que produce al alma la infinidad del cielo y el mar sino porque creo que el mismo sosiego y paz puede econtrarse en el día a día. Sólo es cuestión de apreciar lo que nos rodea, aprender de cada cada cosa que vemos o vivimos.

Al leer este texto me vi a mi misma recorriendo las calles de Nueva York, perdida en el vaivén de la gente y en el ruido provocado por el tránsito y la multitud. Me gusta observer a la gente e imaginar alguna historia, descifrar las miradas perdidas, adivinar si es verdadera su sonrisa o si esconde en ella un poco de tristeza. Y no es que esté falta de curiosidad o ambición, como señala Baudelaire, pero debo admitir que aveces contemplo las vidas ajenas en la cuidad solo para llenarme un poco de sus risas, para dar rienda suelta a mi imaginación, para soñar al ver una pareja darse un beso, para sentirme humana y viva con la inmensa variedad que ofrece la gente de esta gran cuidad. He aqui el texto:


El Puerto

“Un puerto es morada agradable para un alma fatigada de las luchas de la vida. La amplitud del cielo, la arquitectura móvil de las nubes, el colorido cambiante del mar, el centelleo de los faros, son un prisma adecuado y sorprendente para distraer los ojos sin agotarlos jamás. Las formas esbeltas de los navíos de aparejo complicado, a los que la marejada imprime oscilaciones armoniosas, sirven para conservar en el alma el gusto del ritmo y de la belleza. Y además, sobre todo, hay una suerte de placer misterioso y aristocrático para el que ya no tiene curiosidad ni ambición, en admirar, tumbado en la azotea o apoyado de codos en el muelle, todos los movimientos de los que se van y de los que regresan, de los que poseen aún fuerza para querer, deseo de viajar o de enriquecerse. "

Traducción tomada de EPLP

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