8:45pm. Café Reggio en el Village. Me había tomado un par de apple martinis en el Fat Black Pussycat y vine a tomarme un café a ver si la cafeína me quita esta leve embriaguez (repito, leve). Fue en este lugar donde me encontré con P por primera vez fuera de la universidad, un sábado de diciembre. Pido un expresso doble con amaretto y un flan. Delicioso. Hay algo de este lugar que me atrae. No sé si son las dos pinturas oscuras que cuelgan de la pared (ni siquiera puedo verlas claramente), de esas que normalmente hacen referencias religiosas pero más bien parecen cuentos de fantasmas. Las sillas anticuadas, similares a la de los cafés parisinos; las azucareras exageradamente grandes; la falta de aire acondicionado y la dulce brisa de un abanico de techo; música clásica en el fondo (no sabría distinguir quien es). En lo único que puedo pensar es en esa cita con P, en lo nerviosa que estaba esa noche, en lo mucho que me intimidaba su inteligencia y en lo chiquitita que sin querer me hacía sentir. Hay un letrero en madera que dice lo siguiente: “To look a fool is the secret of a wise man. Edgar Allen Poe”. Recibo un mensaje de texto en mi celular. Un amigo se encuentra en un bar en la 169 y Broadway. No sé si ir, quizás no sea buena idea.
9:35pm. Caminando en la calle McDougal. No sabía que tenían un Baluchi’s aqui (cocina India). Ahora frenta a Cuba; cuantos recuerdos guarda ese lugar. No estoy caminando derecho, no sé si la gente lo nota; que cosas digo, si mi estado va perfectamente con este lugar. La banda está tocando son y el mismo señor de siempre (que por cierto es dominicano) está haciendo cigarros cerca de la ventana. Quiero entrar pero no creo que mis calizos y mochila sean adecuados. Odio lo que me hizo. Extraño aquellos tiempos, los buenos momentos que pasamos en ese bar, entre risas y mojitos.
10:00pm. No puedo escribir en el tren. Mi caligrafía se está tornando ilegible. Quiero llorar pero no sé porqué. Estoy cansada. Llegaré a casa y todo será igual a este momento en el tren, sola. Falta una hora para llegar. Todo sería más fácil si lograra desaparecer; no tendría que preocuparme por nada como tampoco decidir qué hacer con mi vida. Bajo tierra no hay preocupaciones. Quiero llorar pero no quiero. Son las 10:10, pasada la calle 60. De repente tengo una imagen de alguien arrancándome el corazón, unas manos enormes acercándose a mi y jugando con mis adentros como si fuera un juego de niños, masilla o algo parecido. Excelente. Acabo de notar que he pasado la calle 90. Estoy en el maldito tren A camino a Washington Heights; y yo que pensaba llegar a casa temprano...
10:20pm. En Harlem, calle 125. A esperar otro tren para volver downtown. Cuánto calor hace en esta estación. Mi amiga me llama pero lamentablemente no me escucha mientras hablo y hablo del estúpido recorrido que he hecho; me dice que la llame en cuanto llegue a casa. Se cortó la llamada. Hay un tipo frente a mi en el tren; no se ve mal. Sólo quiero un abrazo, alguien que me abraze y pretenda entenderme. Parece que es dueño de un gato o perro ya que tiene la camisa llena de pelos.
10:35pm. Calle 34 - Penn Station. ¡¡Que vaina...coñ-!! La calle 23 y 8va avenida. Seguí bajando en el tren sin darme cuenta. Qué diablos me pasa. Las 10:45 y yo en busca de otra estación, que bien.
11:10pm. Roosevelt Avenue, Queens. Ya falta poco. Me siento mejor. Quiero dormir.
11:40pm. He llegado a casa.
9:35pm. Caminando en la calle McDougal. No sabía que tenían un Baluchi’s aqui (cocina India). Ahora frenta a Cuba; cuantos recuerdos guarda ese lugar. No estoy caminando derecho, no sé si la gente lo nota; que cosas digo, si mi estado va perfectamente con este lugar. La banda está tocando son y el mismo señor de siempre (que por cierto es dominicano) está haciendo cigarros cerca de la ventana. Quiero entrar pero no creo que mis calizos y mochila sean adecuados. Odio lo que me hizo. Extraño aquellos tiempos, los buenos momentos que pasamos en ese bar, entre risas y mojitos.
10:00pm. No puedo escribir en el tren. Mi caligrafía se está tornando ilegible. Quiero llorar pero no sé porqué. Estoy cansada. Llegaré a casa y todo será igual a este momento en el tren, sola. Falta una hora para llegar. Todo sería más fácil si lograra desaparecer; no tendría que preocuparme por nada como tampoco decidir qué hacer con mi vida. Bajo tierra no hay preocupaciones. Quiero llorar pero no quiero. Son las 10:10, pasada la calle 60. De repente tengo una imagen de alguien arrancándome el corazón, unas manos enormes acercándose a mi y jugando con mis adentros como si fuera un juego de niños, masilla o algo parecido. Excelente. Acabo de notar que he pasado la calle 90. Estoy en el maldito tren A camino a Washington Heights; y yo que pensaba llegar a casa temprano...
10:20pm. En Harlem, calle 125. A esperar otro tren para volver downtown. Cuánto calor hace en esta estación. Mi amiga me llama pero lamentablemente no me escucha mientras hablo y hablo del estúpido recorrido que he hecho; me dice que la llame en cuanto llegue a casa. Se cortó la llamada. Hay un tipo frente a mi en el tren; no se ve mal. Sólo quiero un abrazo, alguien que me abraze y pretenda entenderme. Parece que es dueño de un gato o perro ya que tiene la camisa llena de pelos.
10:35pm. Calle 34 - Penn Station. ¡¡Que vaina...coñ-!! La calle 23 y 8va avenida. Seguí bajando en el tren sin darme cuenta. Qué diablos me pasa. Las 10:45 y yo en busca de otra estación, que bien.
11:10pm. Roosevelt Avenue, Queens. Ya falta poco. Me siento mejor. Quiero dormir.
11:40pm. He llegado a casa.
Estar en nueva york y sentirse solo/a.Mi sueño es vivir alli, me das una vivienda, y yo compañia.A pesar del precio que tiene el suelo, no se si lo segundo,en este mundo, es mas caro que el primero.
ResponderEliminarCuidate.
s4su7@hotmail.com
Estar en nueva york y sentirse solo/a.Mi sueño es vivir alli, me das una vivienda, y yo compañia.A pesar del precio que tiene el suelo, no se si lo segundo,en este mundo, es mas caro que el primero.
ResponderEliminarCuidate.
s4su7@hotmail.com
Hola,
ResponderEliminarMe da gusto leerte de nuevo. La verdad que todos tus escritos son muy interesantes y... uso esta palabra con mucho cuidado... entretenidos. Digo con mucho cuidado por que se ve que hablas con el corazón de lo bueno y lo malo que te pasa. Siento cierta admiración por esa cualidad tuya de contarlo todo, ya que yo no me atrevería.
Otra cosa es que me traes muy buenos recuerdos de NYC, donde fui de visita por primera vez hace 7 años y donde pienso volver pronto. La verdad que tus aventuras en el tren harían un buen guión para un corto filmico.
Cuidate,
Ulises
San Juan, PR
Comentando sobre este post en mi blog decia: Hoy has colocado un texto que rompe con los esquemas a que nos tienes acostumbrados en tu blog, y eso es bueno, cuando un escritor se vuelve predecible, su escritura no crece. Y al escribir es bueno mostrar todas las facetas humanas, el enfado, la ira, el gozo, la soledad, el desamor y hasta la crueldad y el cinismo."
ResponderEliminarEsta entrada me gusta. Se imagina uno amando, viviendo, sufriendo, deambulando en NY.
Un abrazo Joanne.
Hola s4su7@hotmail,
ResponderEliminarMuchos sueñan con vivir en esta cuidad y lo comprendo ya que esta cuidad tiene tanto que ofrecer; sin embargo, así como promete un mundo de posibilidades tambíen ofrece muchas soledades, lágrimas, rutina y sacrificio. Ah, y sí bastante cara que es! De todos modos, ojalá se cumplan tus sueños.
Gracias por visitarme,
Joanne
----------------------------------
Hola Ulises,
Cuánto tiempo. Gracias por leerme; me alegra saber que te gusta lo que escribo y que te entretiene. A veces, luego de escribir un post me pregunto, qué he hecho? Tal vez debería borrarlo (como me pasó con este). Pero luego dijo, ah, no me importa. Lo que me sucedió esa noche me pareció tan patético que el recordarlo me da risa, por eso quise compartirlo, porque nadie es perfecto y todos cometemos estupideces... lo mejor es reirse de uno mismo, llorar para sacudir las penas y seguir caminando.
Gracias por tu visita.
Saludos,
Joanne
Hola Joel,
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Siento un gran alivio ahora mismo... Esta mañana pensé por un momento borrarlo, pero luego vi el comentario de Ulises y el tuyo y me siento mejor.
Este escrito no intenta ser poético ni nada que pueda considerarse como bueno, a decir verdad, lo copié de una entrada en mi diario y luego lo modifiqué un poquito. No sé porque pero esa noche, sentada en el café me dió por anotarlo todo, incluso la hora. Quise publicarlo porque me causaba risa, porque muestra otra parte de mi que quizás muchos no conocen, aquella Joanne que a veces se toma unos tragos y luego el mundo gira en torno a su pasado, imágenes que le llegan a la cabeza, locuras que comete y el poco raciocinio que posee en ese momento. Por un momento dije, van a pensar que soy alcohólica... pero no importa, soy la misma Joanne de siempre, la que no sólo quiere escribir o tratar de escribir poesía sino que vive, respira, baila, llora y sonríe como todo el mundo.
Gracias por tu comentario; la verdad me animó muchísimo y por él no borraré esta entrada.
Abrazos,
Joanne
INCREÍBLE, Joanne. Yo he tenido días así. Me sentí descubierta mientras te leía.
ResponderEliminarMe gustó el coño.
Qué triste, que absurdo es el mundo, cuando ves a un extraño y no puedes acercarte a darle un abrazo, o decirle que estás triste y que necesitas consuelo.
Te entiendo, Joanne.
Recibe un fuerte abrazo,
Ro
Mierkina cuando termine de leerlo me dije "Oh pues no solo es a mí"
ResponderEliminarNa cuando me tocan esos diitas me digo como dicen los capitaleños VALOL PATI VALOL que e´pa arriba que vamos.
Cuidate Joane
me gusto, por que en el expresa lo que realmente todos vivimos en un momento determinado. somos simples seres que damos vida a nuestro entorno. y hay momentos que quisieramos solo ser el entorno mismo... Muy bien el escrito... me agrado mucho.
ResponderEliminar* Un abrazo, fuerte y prolongado…y me alejo
ResponderEliminar